19 sept 2011

MEMORIAL GENERAL GARRIDO

Antonio Suñén me cuenta:

Cartel que anuncia el concurso, hecho por un un gran artista no solo montando a caballo.


Un año mas la hípica de Loyola en San Sebastián va a celebrar el Concurso Hípico Memorial General Garrido, El General Garrido, gobernador militar de San Sebastián, fue asesinado por la banda terrorista ETA en 1986 junto a su mujer y a su hijo pequeño.

La hípica de Loyola representada por su presidente Alberto Catalán todos los años hacen un esfuerzo por mantener vivo este concurso lo cual en los tiempos que corren es de resaltar. El deseo por parte de la organización del concurso es contar con la máxima representación de jinetes militares posible por lo que si te parece bien te mando el avance de programa y el cartel del concurso para si ves oportuno publicarlo en el Blog, es una buena oportunidad para reunirnos y que aunque estamos un poco lejos podamos ver un gran número de  uniformes en este rincón de España donde también hay gente que nos aprecia.



 
  

Pichi, el artista.

Pinchando en la foto se pueden ver las
condiciones para matricular.

Un Abrazo
Antonio Suñén

José V. Ruiz de Eguílaz y Mondría

1 comentario:

Ramón Muñoz dijo...

Hace nada, Gonzalo Colubi escribía un doliente comentario a una entrada en el blog por la parte genético-vasca que le toca. Pues bien, mi Teniente Coronel Colubi, a mí también me toca un poco de parte vasca aunque sólo sea, que no es poco, por vía urinaria ─que diría Gran Jefe Cabanas─. Dicho esto, me gustaría comentar que, una de las cosas que más gracia me hacen de este avance de programa, es que está escrito en ESPAÑOL y francés en lugar de aparecer en ESPAÑOL y VASCUENCE, idioma éste último que no entienden ni ellos, ni los que lo quieren implantar a frotamiento duro, ni la madre que los parió, y lo digo con absoluto conocimiento de causa (podría ser motivo de otro comentario más jocoso en otro momento). Si mis dos "Santas" me lo permiten (mi mujer y la economía), haré locuras por estar allí (corriendo o pie a tierra) por dos razones. La primera estar con amigos, compañeros, superiores/amigos, amigos/superiores, etc., etc. La segunda, y más importante, es porque en mi corazón hay y habrá siempre un hueco para el General Garrido, y, aun a riesgo de ser pesado, me explico: Conocí al entonces Coronel Garrido en octubre de 1984, siendo él Agregado de Defensa, Militar, Naval y Aéreo a la Embajada de España en Bonn (República Federal de Alemania). Yo fuí a Alemania a hacer un curso de perfeccionamiento de alemán en la Escuela Federal de Idiomas, en un pueblecito cercano a Colonia y a Bonn que se llamaba Hürth. Lógicamente teníamos que presentarnos reglamentariamente al Agregado Militar.Como un Señor, y no sólo como el gran jefe que era, nos citó invitándonos a cenar a su casa (no en el despacho) a los cinco militares españoles que fuimos a ese curso. Yo era el único Suboficial, y los otros cuatro, que si leen este comentario se acordarán como yo porque fue increíble, eran Capitanes. Después del curso, que duró seis meses (tres en la citada la escuela de idiomas y tres en diferentes unidades, según la especialidad de cada uno), volvimos a España y nos dieron diferentes destinos porque al finalizar nos quedábamos disponibles. Yo pasé unos meses destinado forzoso en Gerona (Agrupación Mixta de Encuadramiento) y conseguí el destino en la Agregaduría Militar a la Embajada de España en Bonn. Cuando me incorporé, a finales de agosto de 1985, ya no estaba allí el General Garrido (ascendido en en ese periodo y destinado a la vacante de sus sueños: General Jefe de la Brigada de Montaña y Gobernador Militar de San Sebastián). Un par de meses después de mi incorporación a la Agregaduría nos enteramos de su asesinato. Una vida entera dedicada al servicio de España y del Ejército, una vida entera dedicada a su familia, una brillante hoja de servicios, el ascenso a General, el mando de la Brigada de Montaña (su gran pasión y la de sus hijos, que también hay historia sobre el tema), una vida entera dedicada a Dios, y yendo a misa con su mujer y su hijo pequeño, en su coche particular conducido por un profesional al servicio del Ejército de Tierra, unos terroristas en moto pegan una bomba lapa a su coche y salen huyendo. Seguro que Dios los tiene en su gloria porque se lo merecen; seguro que todo aquél que estuvo alguna vez a sus órdenes le tiene en su corazón porque era un Militar, un Jefe al que seguir y un Hombre de Bien al que querer. Pero lo único claro para mí, que lo viví, es que todos y cada uno de los miembros de la Agregaduría de Defensa, Militar, Naval y Aérea en aquel día aciago lloramos la muerte del General Garrido, de su mujer, de su hijo y, por supuesto, del conductor cuyo nombre nunca he conocido. Hoy, 26 largos años después, todavía se me saltan las lágrimas con la misma pena que el día en que los asesinaron. ¡A sus órdenes Mi General!