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24 mar 2010

LILI MARLEEN Y LA CABALLERÍA

Amigo Chevi:
Esta vez cambiamos de tema.
Te paso esta historia de Lilí Marlenn que me parece muy entrañable y en la que la Caballería, alemana en este caso, tuvo algo que ver en su difusión e indirectamente causa de su éxito posterior.

 
LILI MARLEEN Y LA CABALLERÍA
 
Todos hemos escuchado Lilí Marleen, pero quizá no todos sepamos el proceso que la lanzó a un éxito sin precedentes. Y la Caballería (da igual de que país se trate) fue uno de los elementos esenciales. La historia completa cuando la conocí en un libro de Paul Carel (Afrika Korps) no hace mucho tiempo, me pareció hermosa…. Muy hermosa.
El Poema, escrito por un soldado alemán en las trincheras de la Gran Guerra, no fue publicado hasta 1937 y al año siguiente un compositor lo transformó en canción. Como tantas y tantas canciones no tuvo un éxito especial y estaba cantada por Lale Anderson. Sin embargo la canción formaba parte del “cancionero” de los Suboficiales de la 2ª Compañía del 33º Batallón de Reconocimiento alemán.


Suboficial del 33º Batallón de Reconocimiento, unidad protagonista de esta historia, con el dragón sobre el casco colonial de 1941.







Sargento 1º Barlesius, caido posterirmente en las batallas de diciembre de 1941



En 1938 casi todos los Regimientos de Caballería alemanes habían sido reorganizados. Unos se integraron en las Divisiones Panzer y Ligeras. Con los efectivos de otros se formaron los Batallones de Reconocimiento de las Divisiones de Infantería tomando el número de aquellas. Otros siguieron formando la División de Caballería transformada en 24ª División Panzer a finales de 1941 y que tuvo como emblema un jinete saltando un obstáculo.

En las jornadas tediosas de trinchera antes de la Campaña de Francia, un Suboficial de Propaganda compartió varios días con el 33º Batallón de Reconocimiento y sus canciones cuarteleras. Allí escuchó Lilí Marlenn.
En 1941 era Oficial y estaba destinado en Radio Belgrado. Por su parte la 33ª División de Infantería se había transformado en la 15ª División Panzer y sus hombres se encontraban en el desierto formando parte del Afrika Korps. Enterado de que el 33º Batallón de Reconocimiento se encontraba en Africa, un día dedicó a sus antiguos camaradas su canción como recuerdo de los días compartidos.
Y allí sucedió el milagro. Miles y miles de solicitudes se recibieron no solo ya del frente africano, sino de todos los frentes, de tal manera que la canción fue radiada diariamente durante el resto de la guerra. El fenómeno fue imparable a pesar de que al Fuhrer no le gustaba en absoluto, la llegó a prohibir y las protestas desde el frente la hicieron volver aunque en una versión más marcial. Por su parte los aliados al comprobar que sus tropas la escuchaban con la misma emoción, muy acertadamente, mantuvieron su música con su propia en vez de contrarrestarla con una canción nueva. Por ello todos los soldados escuchaban emocionados la misma canción.
Y todo al final por unos soldados de Caballería que fueron los que la tuvieron en su repertorio y que fueron la causa de que saliera al aire desde Radio Belgrado. El 33º Aufklärungs-Abteilung procedía del Reiter Regiment 6 y tenían derecho a llevar en todo tipo de gorras la tradicional águila dorada del 1º Regimiento de Dragones de Brandemburgo.

Carro de la 24ª División Panzer con el emblema en una de sus aletas en 1942. La División se perdió en Stalingrado pero fue reconstituida a partir de marzo de 1943.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Aquí acaba la historia, pero no me resisto a poner este extracto encontrado en una página de internet.


Lili Marleen, en alemán, o Lili Marlene en inglés, o Lily Marléne en francés. La canción, escrita por Hans Leip, compuesta por Norbert Schultze y angelicalmente cantada por Lale Andersen, fue la alquimia que produjo tal prodigio, una canción que barrió las fronteras y las trincheras, que apretujó el corazón de los soldados que, quizás, minutos después de escucharla, se mataron entre ellos.

Lili, Lili. “Vor der Kaserne/ Vor dem groBen Tor...”, escuchaban los alemanes; “Dame una rosa y estréchala sobre mi corazón”, cantaban los italianos; los franceses recordaban “Delante del cuartel, cuando el día se va...”; y los japoneses, heroicos y suicidas, “Por ti quiero luchar, morir, resucitar...”. Para los ingleses, nostálgicos de la lluvia y el verde de su isla, sonaba como “...was there that yor whispered tenderly, that you loved me, you’d always be... my own Lili Marlene”.
Y así en 27 idiomas, en todos los frentes, en todo el mundo en guerra, entre los escombros, con los cuerpos a medio enfriar de los muertos alrededor, con las llamas enrojeciendo el contorno gris de las ciudades bombardeadas, entre los llantos y los gemidos de dolor, por sobre todo, cuando la voz mágica y melancólica de Lale Andersen –o su intérprete en el idioma escogido, que bien podría ser Marlene Dietrich, o Greta Garbo, o Bing Crosby o...– se erguía, cuentan, todo se detenía, la matanza, el gemido, el llanto, el dolor.
Y la nostalgia lo abarcaba todo, los ojos se fijaban en la nada y cada uno entraba al mundo “Vor der Kaserne/ Vor dem groBen Tor...”, esa chica esperando frente al cuartel, bajo el farol, a que regrese su amado, ese amado que trasladado al frente la recuerda a ella, parada frente al cuartel, bajo el farol. ¡Ay, mi alma!.


Jesús Martínez de Merlo

Coronel de Caballería