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21 sept 2020

SIN NOVEDAD EN EL ALCAZAR


 


SIN NOVEDAD EN EL ALCAZAR

Coronel de Infantería D. José Moscardó Ituarte.

Condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando.



Ocupada la ciudad por las tropas Nacionales, no pudieron resistir éstas los duros y violentos ataques que, por tierra y por aire, dirigieron contra las mismas los frentepopulistas, por lo que, con unos 1.250 hombres, 500 mujeres y 50 niños, decidió el coronel Moscardó replegarse a la fortaleza del Alcázar, donde tras mil vicisitudes -entre otras, la de rechazar una propuesta de los asediantes, consistente en salvar la vida de su hijo Luis, que se hallaba en poder de los rojos, a cambio de entregarse él y los que le seguían-, consiguió resistir hasta el 28 de septiembre de 1936, fecha en que fue liberado por las tropas mandadas por el general José Enrique Varela Iglesias. Al pisar los libertadores las ruinas inmortales, el defensor de la fortaleza, José Moscardó, dijo escuetamente: “Sin novedad en el Alcázar, mi General”. Un periodista extranjero, al contemplar estos hechos, escribió: “Arrodillémonos ante estos hombres: son la dignidad del mundo. Ellos nos engrandecen con su heroísmo. Por ellos estamos seguros de que el alma humana es todavía capaz de infinita grandeza”.

Al día siguiente de la liberación, llegó Franco, siendo saludado por el Coronel Moscardó con estas palabras:

“Mi general, le entrego el Alcázar destruido, pero el honor queda intacto”.       

Durante los 70 días de asedio, la fortaleza del Alcázar recibió un alud de fuego y metralla: más de 15.000 proyectiles de artillería, 500 bombas de avión y dos minas, cargadas con 2.500 kg. de trilita cada una, que, al hacer explosión, se oyó a 70 km. de Toledo.  Decididos los milicianos a terminar de una vez, se proyectó la explosión de las minas, para el 18 de septiembre de 1936, esperando que el resto de la fortaleza se derrumbe, invitando a dicho acto al presidente del Gobierno rojo, Francisco Largo Caballero, a Dolores Ibárruri “La Pasionaria” y a diversos medios de comunicación, encargando al comandante Luis Barceló, afiliado al Partido Comunista y miembro de la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista), que una vez hubiesen estallado las minas, los milicianos rojos tenían que iniciar el asalto al interior del edificio. El asalto fue rechazado por los defensores del Alcázar, arrancando incluso una bandera que los frentepopulista colocaron en lo alto de las ruinas, dando a entender que la posición había sido tomada.

El Frente Popular había anunciado repetidas veces la toma del Alcázar, pero la falsa noticia era desmentida por los hechos.


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