10 jun 2018

MI VIAJE POR ÁFRICA II



















MI VIAJE POR ÁFRICA II

Prólogo

La editorial Holder & Stoughton publicó por primera vez en forma de libro Mi viaje por África en diciembre de 1908, con una tirada de 12.500 ejemplares. Previamente había aparecido por entregas en la Strand magazine entre marzo y noviembre de ese año (entre abril y diciembre en las ediciones norteamericanas de la revista). En el mismo año se publicaron también dos versiones norteamericanas de la edición británica que tal vez la hayan precedido. Estas últimas fueron editadas por William Briggs, de Toronto, y por la filial neoyorquina de Hodder & Stoughton´s en asociación con con George W.Doran Company, conservándose en la actualidad ejemplares con los sellos de ambas editoriales.

En 1919 apareció una edición de bolsillo de Hodder & Stoughton y en 1964 Icon Books publicó otra más. El libro fue editado de nuevo por Holland Press y por Heron Books en los años sesenta. No se tiene constancia de ninguna traducción de la obra.
En diciembre de 1905, tras la dimisión de Mr. Balfour como primer ministro, se constituyó el gobierno liberal bajo la dirección de Sir Henry Campbell-Bannerman. Winston Churchill, que tenía entonces 31 años, fue designado para su primer puesto ministerial como subsecretario de Estado para las Colonias, ostentando el cargo de secretario el conde de Elgin, un hombre de afable carácter que, teniendo intereses propios en Escocia y un escaño en la Cámara de los Lores, ofrecía al nuevo subsecretario un amplio campo donde desarrollar sus incipientes talentos y ambiciones, Churchill, de inmediato, le pidió a Edward Marsh, entonces un gris empleado del departamento del África Oriental de la Oficina Colonial, que se convirtiera en su secretario personal, iniciandose así una relación que iba a perdurar durante los siguientes treinta años. Más tarde escribiría Marsh: 

"Yo le llevaba dos años a mi futuro jefe que, sin embargo, me inspiraba cierto temor. Habíamos coincidido el año anterior... y aunque me lo había imaginado como la persona más brillante que jamás hubiera podido conocer, me sorprendió un tanto truculento y arrogante".

Un acertado veredicto que quizás no haya sido superado por ningún crítico posterior. 
En 1907 Churchill decide realizar un viaje al África Oriental durante las vacaciones de otoño, una decisión que Lord Elgin no dudó en aplaudir. El número de 31 de julio de la revista Punch contiene una viñeta en la que se ve al secretario de Colonias despidiéndose de su subordinado. Bajo el título, Qué dulce es el dolor de partir, aparece una leyenda que reza: 

"Bueno chico ya ves que te facilito la partida aunque te voy a echar mucho de menos. Procura tomarte un buen descanso y, hagas lo que hagas, ¡no te apresures en volver"

Antes de embarcarse con destino a áfrica, Churchill pasó un mes en el Continente, presenciando las maniobras del ejército francés con su nuevo amigo F.E. Smith; después, vía Viena y Siracusa, viajó a Malta, donde lo estaba esperando Eddie Marsh, el coronel Gordon Wilson, casado con su tía lady Sarah Churchill, y el crucero Venus: 

" que permanecía atento y vigilante en el muelle".

A través de Chipre y "el largo y rojo surco del Canal de Suez" el grupo se dirigió a Mombasa, ciudad a la que llegaron a finales de octubre y donde comienza Mi viaje por África.
Pronto se iba a preguntar Elgin como "una exposición privada de índole deportiva había derivado en un beneficio público tan relevante". Según Ronald Hyman, en su obra Elgin and Churchill at the Colonial Office:

"Aparte de los reportajes turísticos aparecidos en los reportajes turísticos aparecidos en en la Strand Magazine, Churchill remitió artículos sobre todos los temas posibles: Malta, Chipre, Somalia, el ferrocarril del África Oriental o el Nilo"

Sir Francis Hopwood, subsecretario permanente de la Oficina Colonial, se expresó incluso con más contundencia, en una carta dirigida a Lord Elgin fechada el 27 de diciembre de 1907:


"Resulta de lo má fastidioso tratar con él y me temo que acabará creando problemas -como ya hizo su padre- en cualquier puesto que se le asigne.
Su vitalidad arrolladora junto con un desmedido afán de protagonismo y su carencia de sentido ético ¡lo convierten en un verdadero incordio!... Churchill debería haber reservado sus comentarios para su regreso a Inglaterra... Mars nos ha ofrecido una vívida descripción de las jornadas de hasta catorce horas que dedica a sus informes pese al implacable sol y a la agobiante travesía del Mar Rojo."

En el segundo tomo de la  biografía de su padre, Randolph Churchill escribe:

"Durante su estancia en África, Churchill recibió una oferta de la Strand Magazine para que redactara cinco artículos sobre su viaje a razón de 150 libras esterlinas por cada uno. La aceptó encantado porque esas 750 libras y, y además, añadiendo a esta suma otras 500 libras procedentes de los derechos de autor de su obra, logró que su expedición acabara arrojando un inesperado beneficio. A su debido tiempo se publicaron todos los artículos como el libro, Mi viaje por África, que desde entonces es leido y elogiado en todo el mundo".

Todavía en la actualidad continúa entendiéndose básicamente como una , una pieza literaria o un ensayo de extraordinaria lucidez:

"Al africano que se le reconoce el derecho a permanecer en su propio territorio...El verdadero rival es el hombre de tez morena... ¿Sobre qué base se sostiene la aspiración del indio británico a colonizar esas tierras?"


Setenta años después Idi Amin iba a demostrar que tal reivindicación tenía los pies de barro.


(Continua)


Chevi Sr

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