28 jun 2014

BLAS DE LEZO VERSUS SEBASTIAN DE ESLAVA








BLAS DE LEZO VERSUS SEBASTIAN DE ESLAVA  Y LA ESTATUA DE LA PLAZA COLÓN.




Francisco Javier Membrillo Becerra
Coronel de Caballería ( Rv).
Autor del libro “La Batalla de Cartagena de Indias”.



En época reciente ha habido una explosión de acontecimientos con objeto de    rememorar la vida del insigne marino español Blas de Lezo y de los acontecimientos guerreros en los que participó, en especial la batalla de Cartagena de Indias en 1741, y que, salvo en su entorno mas inmediato y en especial  entre el valiente pueblo  colombiano y la tradicional Armada española, estaban olvidados por el pueblo español.
Gran mérito en ello  ha tenido el libro del colombiano Pablo de Victoria, que vio la luz en 2005   y la gran difusión y repercusión mediática, en España, que tuvo dicha obra.

A remolque de dicha publicación y su tirón publicitario han ido apareciendo  otros libros similares así como proliferaban  artículos, conferencias,  la magnífica exposición específica del Museo Naval de Madrid (afortunadamente   situado en su ubicación tradicional lo que ha facilitado el acceso a la misma de un gran número de visitantes y colegios, impensable si, tal como le ha ocurrido al extraordinario   museo del Ejército,  hubiese sido desplazado a otra ciudad y  sufrido la censura de la parcial Ley de Memoria Histórica,   aún en vigor a pesar de la promesa del actual  gobierno) y la próxima inauguración en un lugar destacado de Madrid de la estatua de un “sereno y reflexivo” Blas de Lezo que a mi modesto entender  reflejará, si el boceto aprobado sigue adelante,  la antítesis del batallador, impulsivo, osado, bizarro, vigoroso , valiente hasta el heroísmo, etc, del  marino , tal como las numerosas mutilaciones  en su cuerpo , sufridas en combates, lo acreditaba.

En dichas publicaciones y conferencias, que con singular fortuna relatan los acontecimientos acecidos en Cartagena de Indias durante el asalto de las tropas británicas, la mayoría de las veces de forma novelada, en ocasiones idealizando a unos y demonizando otros, con inclusión de  espías, amoríos  y añagazas  al estilo de James Bond,   relatadas en primera persona, poniendo sobre el terreno  a generales que habían muerto años antes, sobrevalorando la importancia del hermano del futuro presidente de EEUU, tratando con disparidad la influencia de las  enfermedades locales, minimizando  la preparación de la fuerzas británicas, etc.,  es común que reflejen la enemistad y enfrentamientos del Blas de Lezo y el virrey Sebastián de Eslava, que  generalmente se tome carta por el acierto del primero frente a una supuesta ineficacia del segundo así como que se  le  adjudique la máxima responsabilidad de la defensa de  Cartagena al marino frente al infante, al cual se la ha endosado, creo que con gran injusticia,  una leyenda negra de ineptitud.

Que hubo enfrentamientos verbales entre ambos no  cabe duda y que los mismos estaban motivados sobre la forma en que se debería defender la plaza es un hecho acreditado, cosa que , en el proceso previo a la de toma de decisiones en de un conflicto armado, es una situación normal pero ¿quién tenía razón?.
La máxima responsabilidad para  la  defensa de Cartagena de Indias era su Gobernador Militar pero, a partir la promulgación  la Real Cédula  20 de Agosto de 1739 de Felipe V, la   ciudad se integra en el virreinato de Nueva Granada y se nombra como nuevo virrey del mismo, con el cargo de Capitán General , al veterano y  experimentado combatiente  ( había participado  en la primera campaña de Portugal, en el sitio de Gibraltar, en la guerra de Sucesión –Barcelona, Extremadura , Almansa, Zaragoza, Brihuega, Villaviciosa-, Sicilia,  Mesina , Bitono, Bari.- etc)  Teniente General de los Ejércitos Sebastián de Eslava, el cual llega a Cartagena  tras un azaroso viaje desde la Península un año  antes de que se desencadenasen los acontecimiento de 1741 en cuyo momento,  asume la responsabilidad de la defensa de todo el virreinato.
Blas de Lezo, como Comandante de Marina, tenía  bajo su dependencia las instalaciones terrestres navales  y los navíos  asignados permanentemente a la base naval de Cartagena de Indias para el control de las aguas  adyacentes y su tráfico marítimo así como para colaborar en la defensa de la plaza.

Los navíos españoles bajo la potestad de Lezo fueron hundidos premeditadamente, en pleno ataque inglés,    para entorpecer la aproximación marítima  inglesa a la ciudad y, entonces,  sus  tripulaciones se emplearon heroicamente en la defensa de  la plaza como fuerzas de Infantería de Marina combatiendo pie a tierra y como  artillería de costa y de  campaña. Por otra parte,  mas de las tres cuartas partes de los buques británico proyectados a la zona  eran para el transporte de la fuerza expedicionaria de desembarco y los navíos de guerra de dicha flota  cumplían el cometido de  proporcionar escolta y protección a la misma, por lo que  durante la guerra de 1741 no hubo combates navales  y la batalla de Cartagena de Indias   fue una batalla  terrestre  cuya   responsabilidad en su   planeamiento y dirección, por  lo tanto,   correspondía, legal  y por el escenario de su desarrollo , a Eslava y no a Lezo.

Pero, igualmente, el empleo de fuerzas navales españolas combatiendo pie a tierra como infantería  dentro de una estructura orgánica terrestre complicaba enormemente las relaciones de mando y de procedimientos, e incluso hoy día en que las operaciones  conjuntas ( utilización  de fuerzas militares de diferentes ejércitos de la misma nación ) como combinadas ( empleo de fuerzas militares de diferentes naciones) están regladas y acordadas, existen fricciones y distorsiones,  y no es extraño que el impulsivo Lezo se enfrentase abierta y vehemente  al virrey Eslava  sobre el cómo y por donde atacarían los ingleses y la forma en que las tropas  españolas y neogranadinas ( hoy día colombianas) debían oponerse  a las mismas y demostrando que, al menos en esos momentos, la actitud de marino no fue tan “serena y reflexiva”  como se le quiere representar en su futura y madrileña  estatua.

¿Quién de los dos tuvo  razón?. Ambos, porque la batalla se ganó y, aunque las causas de la  victoria española fueron variadas, gran parte de la misma recae en  la conjunción simultánea  de las decisiones, actitudes y comportamientos, complementarios entre sí, que tomaron los responsables  de   la primera línea de mando española formada por Eslava, Lezo y el coronel  Desnaux , y de la influencia de la Logística.

Démosle pues a Eslava  la parte proporcional que le correspondió en la victoria de la Batalla de Cartagena de Indias  ( al César lo que es del César) e instalemos en la plaza de Colón una estatua al heroico marino  Blas de Lezo y que refleje, al igual que otros héroes españoles de idéntico perfil como Agustina de Aragón, El Cid, Daoiz y Velarde, etc,  la actitud guerrera que le caracterizaba.

4 comentarios:

Unknown dijo...

La historia, para ser cierta, ha de estar fundamentada en los hechos, no en las palabras.
Blas de Lezo fue injustamente vilipendiado después de su heroíca actuación en Cartagena, murió en la indigencia y solamente su hijo, casi 20 años después de su muerte, logró la rehabilitación de su nombre gracias a las declaraciones de testigos y recomendaciones que le fueron hechas al rey por gente principal, que conocian la trayectoria de Blas de Lezo.
Eslava y Desnaux tienen bien merecido el título de nuestro pecado nacional y el olvido.

Anónimo dijo...

Según documentación de la época y testigos presenciales, las práctica totalidad de las acciones militares que condujeron a la victoria militar española correspondían a Blas de Lezo. Eslava, hombre celoso de la capacidad de Lezo " le indispuso a Lezo con el Rey Felipe V con insidias y mentiras", lo cual pudo conducir al desastre, pero, parece ser, Lezo, en aras a la defensa de España, por encima de su honor y prestigio personales, que Eslava insidiosamente intentó arrebatarle y hurtarle.
Una vez más, la triste España, con las envidias y celos personales, por encima de los intereses comunes de ambos, la defensa de los territorios españoles.

Sophie dijo...

Eslava era un envidioso y estaba celoso de Blas de Lezo, que no manipulen la historia intentando poner a Eslava como una buena persona. Blas murió en la indigencia por culpa de Eslava, un verdadero cabrón.

Juan Salafranca dijo...

De acuerdo con mi compañero de promoción y amigo en todo, menos en los visitantes del Museo Naval y el Museo del Ejército que, desde que está en Toledo recibe más de mil visitantes diarios, mientras que en Madrid no lo conseguía en meses.