7 sept 2020

LA FELICIDAD

 



LA FELICIDAD

EDUCAR EN VALORES


La felicidad conceptuada como la fe, la alegría y la ilusión por las cosas, depende más de como se empieza que de como se termina. Se es más feliz cuando se emprende un viaje lleno de ilusión que cuando se llega. La llegada siempre decepciona un poco; lo importante del viaje de Itaca no es Itaca, sino el viaje. La decepción es lo que queda cuando se consigue el deseo más vehemente. La felicidad depende más del ser o estar que de tener.

El rey Salomón tenía todos los deseos colmados y se moría de infelicidad. Decía D. Jacinto Benavente: "El dinero no da la felicidad, en todo caso nos ayuda a olvidar que no lo somos". Son los demás, es la sociedad actual la que hace que al hombre solo se le reconozca en sus objetos. El desarrollo y la felicidad no solo es progreso material. Existen más personas que son desgraciadas por carecer de lo superfluo, que por faltarles lo necesario.

La felicidad no debe venir de fuera, porque lo que viene de fuera, afuera se va; por el contrario, aquella que nace de uno mismo es fiel y firme, crece y nos acompaña hasta el final. Cuando la felicidad no viene de dentro, se tiene un afán de huir, un ansia se tiene de volver. En esa bambola se resume la vida. En ese vaivén. Pero ninguna ayuda proporciona ese ir y venir, ese continuo viajar, porque si viajas con tus pasiones y tus iras, estas te seguirán, o mejor irás cargando con ellas, puesto que no podrás lograr que sigan a distancia y será un constante huir sin lograr felicidad. Fugarse de una mismo es imposible,

La felicidad nunca debe estar basada en la candidez, porque las personas cándidas tienen más a mano la felicidad, pero también el "coscorrón". Siempre es mejor ser un hombre insatisfecho que un tonto feliz. Decía el escritor francés FLAUBERT en tono de humor:

"Tres condiciones se precisan para ser feliz: ser imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud. Cuando falta la primera condición todo está perdido."

Si viven tus padres aprovecha para estar más tiempo con ellos. El amor a los padres es el fundamento de todas las virtudes. Porque ellos nos dieron la vida y nos la siguen dando. Nos la enseñaron y nos la siguen enseñando. Y si son ancianos, tienen tanta necesidad de afecto como de Sol Su felicidad es nuestra compañía. 

Sin ellos, algo faltará siempre.



FELICIDAD

https://youtu.be/RHd7CrVHUx8


Chevi

1 comentario:

Javier de la Uz dijo...

LA FELICIDAD CRISTIANA:

LA FELICIDAD EN DIOS

Uno puede vivir una vida infeliz si se fija en los demás y en las injusticias que cometen, puede creer en el azar o puede creer en sí mismo, pero nada lo hará sentirse seguro o en paz. Solo cuando se aferra a confiar en Dios comienza a ver el mundo de una forma distinta. Su fe le ayuda a enfrentar las circunstancias de la vida con una sonrisa.
Mat_5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

APRENDIENDO A CONFIAR EN DIOS

Confiar en Dios significa ser pobres de espíritu, reconocer la insuficiencia espiritual y la incapacidad propia para alcanzar nuestros anhelos más altos. Cuando tenemos esta clase de sentir las puertas del cielo se nos abren con toda la dicha que esta promete.
Mat_5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
https://explorandolafe.com/2016/11/16/la-felicidad-segun-dios/

LA VERDADERA FELICIDAD ES JESÚS.

"Algunos se preguntan: "¿Es todavía hoy posible esta felicidad? - observó el Papa Benedicto XVI- La respuesta -subrayó- la dan con su vida hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, felices de consagrar su experiencia a los demás" y entró ellos indicó a la beata Madre Teresa de Calcuta " testimonio inolvidable de la verdadera felicidad evangélica".
Teresa de Calcuta, prosiguió el Santo Padre, conoció "la prueba de la noche oscura de la fe" pero "siguió ofreciendo a todos la sonrisa de Dios" y escribió: "Ser felices con Dios significa: amar como Él, ayudar como Él, dar como Él, servir como Él".
"Sí, la felicidad entra en el corazón de quien se pone al servicio de los más pequeños y pobres -aseguró el Santo Padre- En quien ama así, Dios mora y el alma es feliz. Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil encontrar la felicidad de la que Jesús habla".