9 jul 2018

LO QUE DEBEN A FRANCO LA IGLESIA, LA MONARQUÍA Y LA DEMOCRACIA














Lo que deben a Franco la Iglesia, la Monarquía y la Democracia:





Hay tres grandes instituciones que lo deben todo a Franco o, si se prefiere, al franquismo: la Iglesia, la Monarquía y la Democracia. No hace falta argumentar las dos primeras, por su evidencia, pero muchos considerarán un despropósito mencionar la tercera, dado el confusionismo creado al respecto.  El análisis más elemental nos permite ver que  la democracia nunca pudo venir de la oposición antifranquista, lo mismo que basta observar la composición del Frente Popular para entender que no solo no eran demócratas, como desvergonzadamente se les ha presentado, sino precisamente los más feroces enemigos de las libertades y de España. Franco tuvo dos clases de oposición, la comunista y/o terrorista, y la de algunos chisgarabises, intrigantes y aprovechadillos manifestados en “el contubernio de Múnich” y más tarde en la Junta y la Plataforma “democráticas”, que agrupaban en torno a los “democráticos” PCE y PSOE a una mezcolanza de democristianos, socialdemócratas, maoístas, carlistas-trotskistas y personajillos sueltos que creían llegada su ocasión de mandar; en Cataluña separatistas,  socialistas, terroristas, cristianos “progres”,  etc. giraban sobre iniciativas comunistas.  

El franquismo, hay que repetirlo frente a las demagogias, dejó un país próspero y sin los odios y miserias de la República,  creó las condiciones  sociales y económicas para una democracia real. Los promotores de la democratización de España fueron políticos del franquismo: el Rey, Torcuato Fernández Miranda, Suárez, Fraga, etc. La opción final fue la de Torcuato, que triunfó plenamente de los antifranquistas con el referéndum de diciembre del 76, que por abrumadora mayoría decidió una evolución o cambio de la ley a la ley, desde la legitimidad de Franco y no contra ella. No debe olvidarse que el prestigio del Rey entonces provenía muy directamente de la autoridad de Franco, que re-instauró la institución, un caso único en el mundo del siglo XX; un Gobernante respetado y en general querido por la gran mayoría de los españoles. Esto lo demostró no solo su entierro sino también el citado referéndum contra las pretensiones rupturistas de los aspirantes a un nuevo y criminal Frente Popular, del que se consideraban herederos. Muy pronto empezó a traicionarse dicha  decisión popular por unos dirigentes salidos del franquismo, pero de ínfimo nivel político e intelectual, para quienes la historia había transcurrido en vano. En lugar de mantener  a raya política e ideológicamente a los nuevos frentepopulistas, les cedieron la bandera de la historia, la democracia, el progreso, la cultura y las ideas en general.

Ahora, los herederos de los destructores de la Monarquía, exterminadores de la Iglesia y liquidadores de lo que tuvo de democrática la República, aspiran a profanar la tumba de Franco, el mayor estadista que ha producido España quizá desde Felipe II. Con ello vuelven a demostrar su ingente mezcla de estupidez y canallería, que decía Marañón de los republicanos. No es una cuestión menor, sino un intento delictivo del mayor alcance político, moral y finalmente histórico. Intento que puede transformarse en realidad si la Iglesia, la Monarquía y los demócratas reales no se oponen con  energía suficiente. Vivimos en una democracia fallida, en pleno golpe de estado permanente desde Cataluña y con leyes totalitarias como las LGTBI y las de memoria histórica. No es casual que quienes buscan profanar y ultrajar la tumba de Franco planeen atacar al mismo tiempo las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra.

          En esta ocasión van a tener que retratarse todos. No los actuales partidos, verdaderas mafias que parasitan las normas democráticas desde hace mucho,  pero sí los que de algún modo se consideran demócratas. Las consecuencias de no hacerlo serán demoledoras, contra lo que piensan los de “la economía lo es todo”,  como aquel necio que ha legado al país una situación crítica.



Francisco Javier de la Uz Jiménez

6 jul 2018

CARGA DE CABALLERÍA

















CARGA DE CABALLERÍA





EL SOLDADO DE LEVITA

5 jul 2018

MI VIAJE POR ÁFRICA VII




















MI VIAJE POR ÁFRICA VII


Nos deslizaremos gateando por las sendas de caza, con los rifles amartillados, ansiosamente, sin saber qué nos va a deparar cada paso y cada curva. El  viento sopla de forma intermitente, cambiando de dirección a cada momento. De manera que, en estos impenetrables dominios, nunca se puede tener la certeza de no haberse delatado ante el animal que se persigue, o ante algún otro ser todavía menos bienvenido, antes de alcanzar siquiera a divisarlo. Al fin tras dos horas avanzando a rastras y a gatas, emergemos sin aliento, como desde otro mundo, desconcertados al encontrarnos a un cuarto de milla del apartadero donde se halla la vagoneta llena de comida, agua de soda, hielo, etc. pero si se pretende cazar el rinoceronte en sus abiertas praderas, es necesario adentrarse más en el terreno.

 Así pues la mañana siguiente, cuando todavía brillaban las estrellas, nos pusimos a patrullar por las lomas y colinas que rodeaban la línea del ferrocarril, asomándonos a los llanos y valles que se extendían a lo lejos. La hierba se eleva a gran altura en un suelo acribillado de agujeros y abombado por las rocas de lava, por eso nos sorprendió el medio día antes de habernos abierto camino hasta un espolón que ofrecía una amplia vista. Allí nos detuvimos para examinar el paisaje con los prismáticos y deshacernos de las garrapatas, esos odiosos insectos que infestan los refugios de los animales, formando innumerables enjambres dispuestos a esparcir cualquier veneno entre el ganado de los campesinos. Las lentes no nos revelaron nada destacable. Se veían tropas y manadas de cebras, ñus azules y kongonis diseminados por las llanuras, a mayor o menor distancia, ¡pero ni un solo rinoceronte! 

Con la intención de completar la batida de un amplio círculo, continuamos la penosa marcha, caminamos en vano durante una hora pero, justo cuando estábamos dispuestos a regresar -el sol estaba a punto de alcanzar su plenitud- aparecieron tres hermosos órix  -grandes antílopes oscuros de grandes cuernos acanalados-  bajando hacia el agua por una cresta cercana. Al instante, avanzando encogidos y a rastras por el valle, iniciamos la persecución con la esperanza de interpelarlos en el río. Dos de ellos cruzaron sin contratiempos antes de que lográramos alcanzar nuestro objetivo. El tercero, nada más vernos, se dio la vuelta y desapareció en la colina donde, un cuarto de hora más tarde, cayó víctima de nuestro acecho.

Siempre son los animales mal heridos los que procuran aventuras al cazador. Hasta el momento  en que hiere a la presa, cualquier rastreador se mueve con sigilo, evita las partes expuestas al viento de los refugios inexplorados, rodea los cañaverales con cautela, percibe el árbol adecuado y mira sin cesar en todas direcciones; pero una vez que tienes el trofeo casi al alcance de la mano, emprendes la persecución a la máxima velocidad que te permitan tus piernas, sin preocuparte en absoluto de contingencias más remotas, cualesquiera que estas puedan ser. Nuestro órix nos obligó a caminar algo más de una milla sobre pendientes rocosas, siempre prometiendo pero sin ofrecer nunca una oportunidad adecuada para disparar, hasta que acabó por conducirnos a la falda de una colina donde, de pronto, apareció el rinoceronte. La impresión fue tremenda, Una enorme llanura cubierta de hierba marchita y blanquecina se extendía hasta las suaves colinas quebradas por peñascos.
Continuará.








ACÁ ENTRE NOS






Chevi Sr

30 jun 2018

MI VIAJE POR ÁFRICA VI





















MI VIAJE POR ÁFRICA VI



…penetra en una zona de pastizales. Inmensos campos de verdes praderas, agostadas y blanquecinas en esta estación de escasas lluvias, cruzados por arroyos y riachuelos que discurren entre oscuros árboles con apariencia de pinos y arbustos similares a los tojos, y divididos, configuran el nuevo panorama por abruptas rocas y lomas. Aquí comienza el maravilloso e incomparable espectáculo que el Ferrocarril de Uganda ofrece a los europeos: Las llanuras están repletas de animales salvajes.
Desde las ventanillas del vagón se puede observar el despliegue de un completo parque zoológico. Manadas de antílopes y gacelas, tropas de cebras -de hasta cuatrocientas o quinientas en ocasiones- miran pasar el tren con suma placidez, o se alejan retozando unos cientos de yardas para acabar acercándose otra vez. A menudo se detienen a poca distancia de las vías. Con la ayuda de unos prismáticos se puede comprobar que por doquier ocurre lo mismo: se distinguen interminables filas de negros animales salvajes, rebaños de rojizos kongonis -los antílopes de Sudáfrica-, avestruces salvajes caminando con parsimonia en grupos de dos o tres y toda clase de pequeños ciervos y gacelas. Las cebras se acercan tanto que podemos admirar sus rayas a simple vista.
Hemos llegado a Simba, "El refugio de los leones", donde nada impide que los pasajeros puedan ver uno, o incluso media docena, merodeando por la llanura mientras los animales más pequeños los observan con respeto. De hecho, en otros tiempos existía la costumbre de detenerse allí para perseguir al majestuoso bribón, cuando se lo encontraba, y numerosos leones fueron arrastrados a la gabarra con aire triunfal antes de que el guardia, el conductor o cualquier otro empleado pudieran reparar en el sistema de señales, horarios y demás inoportunas restricciones de los servicios púbicos. Más tarde, en el crepúsculo del atardecer, descubrimos una docena de jirafas retozando entre los dispersos árboles a menos de cien yardas de la vía y de, en Nakuru, nos tropezamos con seis dorados leones que avanzaban despreocupadamente entre los raíles a plena luz del día. Solo falta el rinoceronte que, tras haber medido en vano sus fuerzas con la máquina, apenas se deja ver y, aunque de mala gana, ha acabado por recluirse en los lechos de los ríos y en las imperturbadas soledades que, hasta una distancia de dos o tres millas, rodean por todas partes el Ferrocarril de Uganda. 
Nuestro vagón permaneció tres días en un apartadero de la estación de Simba para que pudiéramos examinar más de cerca la fauna local. 
Uno de los mejores métodos para cazar en esta parte del mundo, y sin duda la más fácil, consiste en circular en una vagoneta por los raíles de un lado a otro. Los animales están habituados al paso de trenes y nativos por la larga vía que, en general, no les prestan mucha atención a menos que el tren o la vagoneta se detengan, lo que enseguida despierta sus recelos. El cazador debe, por tanto deslizarse sin permitir que el vehículo ni el resto de la partida se detengan, ni siquiera un instante; de esta forma, a menudo se hallará a doscientos cincuenta o trescientos metros de su presa y, a partir de ese momento, el resultado, el resultado ya solo dependerá de su pericia, o de su falta de ella, en el manejo del rifle.
Existe otro método que pusimos a prueba el segundo día con la esperanza de cazar un antílope cob y que, en esencia, consiste en vagar al acecho entre la maleza y los árboles próximos al río. En pocos minutos uno se puede sumergir en un género de bosque de lo más salvaje y abrupto. El aire se vuelve estancado y tórrido. El sol, en un instante, parece imponer su justa prerrogativa. En las zonas descubiertas, el calor relumbra sobre la arena seca y las pozas de agua. Alta hierba, enormes piedras, marañas de vegetación y multitud de arbustos espinosos obstruyen la marcha al tiempo que el propio suelo,erosionado y esculpido por las hierbas, da lugar a las más extrañas formaciones. A la altura del pecho y de los hombros, por encima de tu cabeza, todo a tu alrededor se yergue la jungla Africana. Se percibe un silencio preñado, roto tan solo por el chillido de un pájaro, el ladrido gruñón de los babuinos o los crujidos de los propios pasos sobre el quebradizo suelo. Penetrábamos en la guarida de los animales salvajes donde, a menudo, es facil distinguir sus pisadas y huellas o los despojos de sus presas. Por aquí ha pasado un león desde la mañana. Ahí, sin duda, ha estado un rinoceronte en la última hora, quizás en los últimos diez minutos.






Bohemio de Afición





Chevi Sr.

27 jun 2018

SIN EL HOMBRE







Santiago Cabanas Burkhalter 


"Sin el hombre, la mujer nunca hubiera salido de la cueva"

Algunas feministas la comparan con Hitler, pero a la pionera en temas de la mujer y autora superventas no le importa ser polémica. Publica 'Feminismo pasado y presente' (Ed. Turner)

"El feminismo se ha centrado en la retórica antimasculina en lugar de en el significado de la vida", sostiene una intelectual tan respetada como controvertida.
Chevi Sr.