5 jun 2012

HASTA SIEMPRE CURRO



SEÑOR: ¡Vamos Curro, vamos¡
CURRO MARÍN: Señor, todavía tengo que hacer unas cosillas por aquí. Voy a quedarme un poco más.
S: ¡Vamos, vamos¡. Donde te voy a llevar se está divinamente. Además también tengo yo derecho a estar contigo, caramba.
C: Es que María…es tan buena….va a llorar tanto. Que mujer me distes Señor, la mejor del mundo. Y mira que la dejé sola muchas veces, con mi trabajo.
S: Si es que te pasabas, Curro. Un día a San Sebastián, el siguiente a La Coruña y al otro a Valencia, y así cada dos por tres, durante cincuenta años. Mira que te lo decía, Curro descansa, Curro para un poco, que me tienes al Ángel de la Guarda estresado. Que cabezota has sido…y sigues siendo todavía….Vamos, descansa ya, ven.
C: Y los niños. Que me van echar de menos.
S: Pues claro que te echarán. Cómo no, si han tenido al mejor padre. Los dos son guardias civiles, uno conductor como tú y el otro de tráfico. ¡Que orgulloso estas de ellos¡ No te podrás quejar.
C: Me da no se qué dejarlos. Los quiero tanto. Y mis nietos…
S: Pero si vas estar con ellos igual, hombre. Los dos vamos a estar pendientes de ellos. Ya verás, hazme caso por una vez.
Sabes una cosa Curro. Te voy a confesar algo. No te lo vas a creer, pero es verdad. Tú eres una de mis mejores obras. Sí, sí…lo que te digo: lo has clavado. Además en las cosas más trascendentales, las más valiosas…Has estado sobrado en todas, de…
C: ¿Qué cosas trascendentales son esas?
S: Las más arduas e inaccesibles….la bondad y la humildad. A ti te importa un rábano el dinero, el lujo –y mira que venías de una familia bien pudiente- y no había forma de que fueras protagonista de nada. Le hacías favores por igual a los jefes y los soldados. Me tienes quemado a Satanás, que contigo se pone histérico. Solo mentar tu nombre y sale con el rabo entre las patas.
C: Yo solo he sido un simple conductor, perdón, mecánico-conductor, que también entiendo algo de motores. Hice un curso en Madrid y todo.
S: Un simple conductor….¡anda, que no te enteras¡. A ti te conocían todos los Capitanes Generales y no había nadie importante que llamara al cuartel que no preguntara por ti. Es insólito. Tú eras conocido en todos sitios por lo bueno que eras. Òjala tuviera más casos como el tuyo, porque ahora no te puedes imaginar por las cosas que se hacen famosos….
Más de 50 años estuviste allí, en tu cochera de la Comandancia, en la Doma con tu amigo Mateo, en la Isla y las Turquillas. Que ya te digo yo, que si no estás tú allí, a lo peor no existe hoy tu Depósito de Recría y Doma, tu pasión de toda la vida. Todo el mundo te adora allí. Y en el pueblo más aún, que no creo que haya uno solo que se libre de algún favor.
C: Hala, hala, ¡Que barbaridad¡ Pareces andaluz Señor, de exagerado que eres.
S: Yo sé porque lo digo. Este cuartel siempre ha tenido fama de tener un ambiente bueno de trabajo y de compañerismo. Gracias a ello ha crecido con los años y se ha mantenido, al contrario que en otros sitios. Tú has influido muchísimo en que haya existido esa camaradería. Y también, pájaro pinto, te has aprovechado miles de veces, de tu oficio de conductor, para hablar bien –en los largos viajes con los Coroneles- de éste o aquel, al que pretendían emplumar.
C: Pero, Señor, si es que eran amigos míos y todos muy buenos…
S: La mayoría sí, claro. Pero alguno, vaya tela, Curro. Menudos bichacos –o vitorinos, como decís por ahí- has tenido que torear. Si lo sabré yo. Mira, Curro, has tenido 23 Coroneles. Eso es un record, que los de Cristiano o Messi –para que no se enfade nadie, que yo tengo que estar por encima de esas cosas- se quedan en nada.
C: Pues todos han sido buenísimos conmigo, vaya que sí. Me acuerdo de todos y cada uno. Mira, los voy a recordar…
S: Vale, vale, no hace falta. Si además, me los recuerdas cada dos por tres. Y a todo el mundo…que a veces te enrollas un poco, Curro.
Un día le distes una lección al que está escribiendo esto. Yo -como siempre- estaba allí, como estoy en todos lados. Estabas en su casa, con tu María que se lleva muy bien con su mujer. Pues bien, te estuvo intentando sacar un recuerdo malo de alguno de los 23 Coroneles, porque decía que era imposible que todos fueran buenos. A la tercera copa, por fin: ¡Bueno, la verdad es que había uno que…todos los domingos me hacía ir a Sevilla¡ El gesto de satisfacción del otro cuando te oyó……se quedó en una mueca, porque te faltó tiempo para soltar: ¡Pero es al que debo más de todos¡
¿Como es posible? pregunta pasmado tu interlocutor ¡Porque él en persona formó a la guardia y los puso firmes cuando el féretro de mi madre pasó delante del Cuartel¡
Otra vez le colgaste el teléfono a ese mismo militar, porque intentó aliviarte de los muchos viajes del verano. No te conocía entonces. ¡A Curro aliviarle el trabajo¡ Se quedó pasmado. Luego ya te conoció y tú eres su ídolo, le dice a todo el mundo.
C: Señor, que se me ha olvidado… tengo que pasar la ITV al coche de….
S: Vamos…pero cómo vas a pasar la ITV…si casi no ves. Que se lo hagan ellos. Que tan bueno no hay que ser. Mira que te lo he dicho mil veces….¡deja ya de conducir¡,
C: Pero yendo despacito….
S: Curro, en los últimos años…te he salvado de ocho o diez tortazos de los gordos. Veías poco y de oído…Con uno de tus últimos jefes, que estaba tan sordo como tú, los viajes eran de película. Pasabais horas hablando de cosas distintas. Increible.
C: Le he dicho a Ramos que iba a pasar por el taller, en cuanto salga del hospital, para echarle una manilla, que tiene un trabajo…
S: Venga Currillo, no seas pesado. Llevamos varios días aquí en Osuna discutiendo. Mira que eres cabezota. Te prometo que cuando llegues aquí, vas a alucinar. Aquí puedes conducir lo que quieras, puedes llevar caballos de un sitio a otro, puedes ver a tu María y a tus hijos, y a tus nietos. A todas horas.
Y te vas a encontrar con tu gente más querida, tus padres, tus amigos…..
Además, te voy a hacer una oferta que no vas a poder rechazar:
¡Vas a ser mi conductor¡
Y me podrás pedir lo que quieras para los tuyos. Palabra de Dios.
Y dejaré que me hables bien de los granujillas, y te haré caso.
Pero sólo los granujillas ¡eh¡ que a otros…..cambiemos de tema.

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Así discurre una conversación, que pasa inadvertida para todos, ahora, a las 20 horas del Sábado día 2 de Junio de 2012, en una cama del Hospital de Osuna.
¿Qué pasará?  Cuando leáis esto, es posible que ya lo sepamos. De cualquier forma, y pase lo que pase, D. Francisco Ruiz Marín, mecánico-conductor del Depósito de Recría y Doma de Écija, está en las mejores manos. Su premio, ganado a pulso durante toda una vida, nadie se lo quitará ya. El momento en que lo recoja quizás sea lo de menos.
Su figura menuda, sencilla…..es la bondad. Su silueta, la humildad….
Pero su sonrisa, esa sonrisa distinta cuando te mira….….es algo próximo a la santidad, si no es ella misma. También piensan así muchísimos ecijanos. Creo que todos los que le han conocido.  
                                                    
                                                                       Diego Lamoneda Díaz
                                                                       Amigo de Curro Marín

5 comentarios:

Gonzalo Rodríguez-Colubi Balmaseda dijo...

Poco mas se puede añadir a lo que nuestro Cor Lamoneda, siempre fiel a sus amigos y demostrado jinete de Alma, nos dice sobre Curro Marín.
Sólo se me ocurre contestar a Curro a su consabido latiguillo ¿sabe usté?. Sabemos que siempre te hiciste querer. Y te lo ganaste de la forma que sólo saben hacerlo los buenos.Hasta el próximo embarque Curro. Te llamo.

Javier de la Uz dijo...

Tuve la gran suerte de conocer al Mecánico – Conductor (como gustaba que se le reconociese), Curro Marín en el Depósito de Recría y Doma de Écija hace ya muchos años.

Como comentaba un compañero, a su despedida, la acompañaron tres Generales y por supuesto muchos de los Mandos que estuvieron con él, además de los que actualmente se encontraban destinados en la Unidad.

Siempre con una sonrisa en la boca y con un gesto amable y a la vez respetuoso, se ofrecía para todo y a todos sin esperar nada a cambio, agradeciendo incluso el poder hacer un favor.

Su esposa María, sus hijos, su nuera y nietos. Como él, inmejorables. Hasta en eso supo inculcar y dar ejemplo.

Era un hombre generoso y bueno. En la Santa Misa del entierro, no cabía un Alma en su Parroquia de Santa Cruz, la más grande de la ciudad.

Curro, sólo te pedimos, que sigas haciendo favores desde el Cielo a los que todavía andamos por este Mundo. Descanses en paz.

Chevi Sr dijo...

No traté, desgraciadamente, mucho con Curro, pero le conozco por vosotros, los Eçijanos. Es grande haber conocido personas tan buenas que inevitablemente dejan esa huella.

"Poco mas se puede añadir a lo que nuestro Cor Lamoneda, siempre fiel a sus amigos y demostrado jinete de Alma, nos dice sobre Curro Marín."

Anónimo dijo...

Cabo del escuadrón de doma 89/90. Coincidí con el señor Francisco Ruiz Marin en algunas ocasiones conduciendo el pegaso adral y lo poco que recuerdo es que daba gusto ir con el, muy buena persona.Un saludo a todos y a la ordena

José Manuel Hdez desde Aranda de Duero dijo...

Tuve la gran suerte de conocer a Francisco Ruiz Marin (Curro para los amigos) a finales del año 1978 en la Comandancia de Ecija, yo como soldado conductor y él como conductor oficial y desde aquel día me trató como si fuera su hijo porque él no sabía ser de otra manera, tratar a todo el mundo con respeto y con cariño.

Me enseñó y me ayudó a reparar mi Seat 600 en los ratos libres, además de salir con él como conductor cuando se hacían las cacerías y las castraciones de los potros en las Turquillas, y tantas cosas que sería muy largo de enumerar, por lo que puedo decir que mi servicio militar lo recuerdo con mucho cariño gracias a él, y como no, de Maria, su mujer, y sus hijos Francisco y Antonio.

Recuerdo cuando fuimos a Cordoba a ver saltar al Capitan Marín y nos comimos unas migas preparadas por Maria para chuparse los dedos.

Hoy que he recibido la triste noticia de su fallecimiento y de que no he podido despedirme de él después de llevar tantos años hablando por teléfono, se que desde el cielo, con su infinita bondad sabrá disculparme por no haber echo ese viaje del que tantas veces hablamos para volver a vernos.

Descansa en paz, querido amigo, que lo tienes merecido.