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1 oct 2019

UNAMUNO Y MILLÁN-ASTRAY


 











ARQUEOLOGÍA DE UN MITO

Por
Javier de la Uz


LA VERDADERA HISTORIA DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE UNAMUNO Y MILLÁN-ASTRAY


El historiador Severiano Delgado, bibliotecario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca, ha publicado un trabajo de 34 páginas, titulado “Arqueología de un mito, el acto del 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca”. En este trabajo se califica de “invención” las famosas dos frases del enfrentamiento verbal entre Unamuno y Millán-Astray.

Este estudio afirma que ni quien fue Rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, pronunció la mítica frase de “venceréis pero no convenceréis”, ni el General Millán-Astray le contestó con el conocido “¡muera la inteligencia!” en el Paraninfo de la Universidad el 12 de octubre de 1936.

Ahora, el historiador Severiano Delgado señala en su trabajo que el profesor Luis Portillo “no estuvo presente en el Paraninfo” como para poder afirmar con rotundidez que eso fue así. En su opinión, “se ha tratado de una recreación literaria sin intención de descripción histórica”; es decir, que el joven profesor salmantino lo único que hizo fue “relatar un enfrentamiento literario entre el bien, que representaba el demócrata de Unamuno; con el mal, como era el autoritario Millán-Astray”.

Basándose en los pocos testigos del acto que escribieron su testimonio, Severiano Delgado ha reconstruido aquel 12 de octubre de 1936. Fue una mención de Unamuno a José Rizal, héroe de la independencia de Filipinas, lo que provocó la ira de Millán-Astray, que era veterano de aquella guerra y no soportaba que se citase como ejemplo de hispanidad a quien consideraba un enemigo. “¡Muera la intelectualidad traidora!” fue lo que gritó, según Delgado, a lo que siguió un tumulto de voces entre las que destacó la del profesor Ramón Bermejo, que dijo: “Aquí estamos en la casa de la inteligencia”. Millán-Astray zanjó el barullo ordenando a Unamuno que acompañara a la mujer de Franco, Carmen Polo, a la salida. No hubo réplica ni solemnidad, tampoco armas encañonando al rector. La reunión se disolvió entre gritos y fanfarronadas.

Preguntado por el porqué de este trabajo, el historiador ha afirmado que a los largo de sus 34 hojas, ha realizado una “auténtica labor de arqueología” para concluir que todo “se lo inventó Luis Portillo”. Así que el porqué es: DESVELAR LA VERDAD.





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