PAGO QUE EL MUNDO DA A LOS POETAS
Dícese de Quevedo que fue claro,
y que en algunas coplas fue obsceno;
Góngora puede ser que fuese bueno,
pero ya sus comentos le hacen raro.
El Calderón, que nos lo venden caro,
sólo de lo amatorio fue muy lleno,
y nos dejó en lo cómico un veneno
que nos hemos bebido sin reparo.
La idea de Juan Pérez fue abatida,
de Solís intrincada, ¡infeliz suerte!
¡Oh ciencia pobre! ¡Facultad perdida!
¡Mundo borracho, que al varón más fuerte
después de ajarlo, miserable, en vida,
predicas estas honras en su muerte!
Rey de los hidalgos, señor de los tristes,
que de fuera alientas y de sueños vistes,
coronado de aúreo yelmo de ilusión,
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, todo corazón.
Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes,y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...
Caballero errante de los caballeros,
varón de varones, príncipes y fieros,
par entre los pares, maestro, ¡salud!
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes
entre los aplausos o entre los desdenes,
y entre las coronas y los parabienes
y las tonterías de la multitud!
Tú, par quien pocas fueron las victorias
antiguas y para quien clásicas glorias
serían apenas de ley razón,
soportas elogios, memorias, discursos,
resístes certámenes, tarjetas , concursos,
y teniendo a Orfeo, tienes a orfeón.
Escucha, divino Ronaldo del sueño,
a un enamorado de tu Clavileño,
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;
escucha los versos de estas letanías,
hechas con las cosas de todos los días
y con otras que en lo misterioso vi.
¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida
con el alma a tientas, con la fe perdida,
llenos de congojas y faltos de sol,
por advenedizas almas de manga ancha,
que ridiculizan el ser de la Mancha
el ser generoso y el ser español.
Ruega por nosotros que necesitamos
las mágicas rosas, los sublimes ramos
de laurel. Pro nobis ora. gran señor.
(Tiembla la floresta de laurel al mundo
y antes que tu hermano vago, Segismundo,
el pálido Hamlet te ofrece una flor.)
Ruega, generoso, piadoso, orgulloso;
por nos intercede, suplica por nos,
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.
De tantas tristezas, de dolores tantos,
de los superhombres de Nietzche, de cantos
áfonos, recetas que firma un doctor,
de epidemias, de horribles blasfemias
de las Academias
líbranos, señor.
Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...
Ora por nosotros señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de aúreo yelmo de ilusión,
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, todo corazón.
EN TU PELO
Chevi