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4 sept 2012

CARTA AL MINISTRO DE DEFENSA


 
 

Mi respetado coronel: Me permito adjuntarle la presente “CARTA AL MINISTRO DE DEFENSA”  en la que intento que se despojen los Ascensos Honoríficos de ese ropaje de excepcionalidad tal, que más bien parecen ( por la dificultad que la actual legislación impone para su concesión) que se trata de otorgar una Cruz Laureada y no, lo que verdaderamente son : Una compensación moral y solidaria del Estado, que sin merma en las arcas públicas de un solo céntimo de euro, les pueda ser otorgado a estos leales servidores de la Patria , a su pase a la situación de Retirados, encontrándose en posesión de alguna de las condecoraciones que integran la prestigiosa Real y Militar Orden de San Hermenegildo. (...)
 
CARTA AL MINISTRO DE DEFENSA
 
Estimado y respetado Ministro: 
Me tomo la libertad de robarle unos minutos de su precioso tiempo, al exponerle un importante asunto de índole moral, que afecta a un buen número de militares en situación de Retiro, y cuya favorable solución no implicaría la minoración en las arcas del Estado de un solo céntimo de euro. Me estoy refiriendo, Don Pedro, a la concesión de un ASCENSO HONORÍFICO a todo militar que pase a la situación de “Retirado” y a los que ya se encuentran en dicha situación, siempre, que al pase a la misma, se encuentren en posesión de algunas de las Condecoraciones (Cruz, Encomienda o Placa) que integran la prestigiosa Real y Militar Orden de San Hermenegildo, o bien de la Cruz a la Constancia en el Servicio.
Don Pedro: Los que hicimos de la Carrera de las Armas un sacerdocio misionero, superado en el día a día de las fatigas que se clavan como puntas de lanza sobre las ilusiones juveniles de amor y servicio a España; ilusiones que hemos seguido manteniendo intactas con el paso de los años, sin quejarnos nunca de que es “corto el sueldo, poco el haber o el pan, malo el vestuario y mucha la fatiga”, y cuando, después de un largo recorrido de servicio a la Patria, el cabello blanquea con la ceniza de la edad, nos vemos abocados al pase a la situación de Retiro. Y allá que nos vamos, a esta nueva y no retornable situación conducidos por el crono de la edad, sin prebendas espectaculares o dineros amasados en torpes especulaciones; llevándonos únicamente nuestro amado uniforme, unas honrosas condecoraciones ganadas a fuerza de heroísmo, de méritos y de años de servicio y unos muy añorados recuerdos, que están escritos con una caligrafía elegante y rebuscada por algún escribiente anónimo, en nuestra Hoja de Servicios. Y es entonces, cuando llegado nuestro Retiro, nos preguntamos: ¿No es posible que la Administración le conceda un Ascenso Honorífico a estos dignos y leales servidores , como compensación moral y solidaria del Estado a toda una vida de honrados servicios a la Patria? Y este es, querido Ministro,  el motivo de mi carta: Que desde el alto puesto que hoy ocupa, nos “eche una mano” en esta petición moral que haga, que llegada la fecha de Retiro ( y a todos los que ya le llegó en el transcurrir de los años), se vean recompensados moralmente con un Ascenso Honorífico, al empleo inmediato superior al que ostentaban el día de su Retiro. Ahora es el momento, Don Pedro, en V.E. confiamos para conseguir que, en aras de otorgar una mayor flexibilidad a la concesión reglada de estos Ascensos Honoríficos, se conviertan en una feliz realidad.
Con gracias anticipadas por lo mucho que pueda hacer en este importante asunto, le saluda con el mayor afecto y respeto.
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Fdº: Francisco Ángel Cañete Páez
Comandante de Infantería , Economista y Profesor Mercantil