SEÑOR: ¡Vamos Curro, vamos¡
CURRO MARÍN: Señor, todavía tengo que hacer unas cosillas
por aquí. Voy a quedarme un poco más.
S: ¡Vamos, vamos¡. Donde te voy a llevar se está
divinamente. Además también tengo yo derecho a estar contigo, caramba.
C: Es que María…es tan buena….va a llorar tanto. Que mujer
me distes Señor, la mejor del mundo. Y mira que la dejé sola muchas veces, con
mi trabajo.
S: Si es que te pasabas, Curro. Un día a San Sebastián, el
siguiente a La Coruña y al otro a Valencia, y así cada dos por tres, durante
cincuenta años. Mira que te lo decía, Curro descansa, Curro para un poco, que
me tienes al Ángel de la Guarda estresado. Que cabezota has sido…y sigues
siendo todavía….Vamos, descansa ya, ven.
C: Y los niños. Que me van echar de menos.
S: Pues claro que te echarán. Cómo no, si han tenido al
mejor padre. Los dos son guardias civiles, uno conductor como tú y el otro de
tráfico. ¡Que orgulloso estas de ellos¡ No te podrás quejar.
C: Me da no se qué dejarlos. Los quiero tanto. Y mis nietos…
S: Pero si vas estar con ellos igual, hombre. Los dos vamos
a estar pendientes de ellos. Ya verás, hazme caso por una vez.
Sabes una cosa Curro. Te voy a confesar algo. No te lo vas a
creer, pero es verdad. Tú eres una de mis mejores obras. Sí, sí…lo que te digo:
lo has clavado. Además en las cosas más trascendentales, las más valiosas…Has
estado sobrado en todas, de…
C: ¿Qué cosas trascendentales son esas?
S: Las más arduas e inaccesibles….la bondad y la humildad. A
ti te importa un rábano el dinero, el lujo –y mira que venías de una familia
bien pudiente- y no había forma de que fueras protagonista de nada. Le hacías
favores por igual a los jefes y los soldados. Me tienes quemado a Satanás, que
contigo se pone histérico. Solo mentar tu nombre y sale con el rabo entre las
patas.
C: Yo solo he sido un simple conductor, perdón,
mecánico-conductor, que también entiendo algo de motores. Hice un curso en
Madrid y todo.
S: Un simple conductor….¡anda, que no te enteras¡. A ti te
conocían todos los Capitanes Generales y no había nadie importante que llamara
al cuartel que no preguntara por ti. Es insólito. Tú eras conocido en todos
sitios por lo bueno que eras. Òjala tuviera más casos como el tuyo, porque
ahora no te puedes imaginar por las cosas que se hacen famosos….
Más de 50 años estuviste allí, en tu cochera de la
Comandancia, en la Doma con tu amigo Mateo, en la Isla y las Turquillas. Que ya
te digo yo, que si no estás tú allí, a lo peor no existe hoy tu Depósito de
Recría y Doma, tu pasión de toda la vida. Todo el mundo te adora allí. Y en el
pueblo más aún, que no creo que haya uno solo que se libre de algún favor.
C: Hala, hala, ¡Que barbaridad¡ Pareces andaluz Señor, de
exagerado que eres.
S: Yo sé porque lo digo. Este cuartel siempre ha tenido fama
de tener un ambiente bueno de trabajo y de compañerismo. Gracias a ello ha
crecido con los años y se ha mantenido, al contrario que en otros sitios. Tú
has influido muchísimo en que haya existido esa camaradería. Y también, pájaro
pinto, te has aprovechado miles de veces, de tu oficio de conductor, para
hablar bien –en los largos viajes con los Coroneles- de éste o aquel, al que
pretendían emplumar.
C: Pero, Señor, si es que eran amigos míos y todos muy buenos…
S: La mayoría sí, claro. Pero alguno, vaya tela, Curro. Menudos
bichacos –o vitorinos, como decís por ahí- has tenido que torear. Si lo sabré
yo. Mira, Curro, has tenido 23 Coroneles. Eso es un record, que los de
Cristiano o Messi –para que no se enfade nadie, que yo tengo que estar por
encima de esas cosas- se quedan en nada.
C: Pues todos han sido buenísimos conmigo, vaya que sí. Me
acuerdo de todos y cada uno. Mira, los voy a recordar…
S: Vale, vale, no hace falta. Si además, me los recuerdas
cada dos por tres. Y a todo el mundo…que a veces te enrollas un poco, Curro.
Un día le distes una lección al que está escribiendo esto. Yo
-como siempre- estaba allí, como estoy en todos lados. Estabas en su casa, con tu
María que se lleva muy bien con su mujer. Pues bien, te estuvo intentando sacar
un recuerdo malo de alguno de los 23 Coroneles, porque decía que era imposible
que todos fueran buenos. A la tercera copa, por fin: ¡Bueno, la verdad es que
había uno que…todos los domingos me hacía ir a Sevilla¡ El gesto de
satisfacción del otro cuando te oyó……se quedó en una mueca, porque te faltó
tiempo para soltar: ¡Pero es al que debo más de todos¡
¿Como es posible? pregunta pasmado tu interlocutor ¡Porque
él en persona formó a la guardia y los puso firmes cuando el féretro de mi
madre pasó delante del Cuartel¡
Otra vez le colgaste el teléfono a ese mismo militar, porque
intentó aliviarte de los muchos viajes del verano. No te conocía entonces. ¡A
Curro aliviarle el trabajo¡ Se quedó pasmado. Luego ya te conoció y tú eres su
ídolo, le dice a todo el mundo.
C: Señor, que se me ha olvidado… tengo que pasar la ITV al
coche de….
S: Vamos…pero cómo vas a pasar la ITV…si casi no ves. Que se
lo hagan ellos. Que tan bueno no hay que ser. Mira que te lo he dicho mil
veces….¡deja ya de conducir¡,
C: Pero yendo despacito….
S: Curro, en los últimos años…te he salvado de ocho o diez
tortazos de los gordos. Veías poco y de oído…Con uno de tus últimos jefes, que
estaba tan sordo como tú, los viajes eran de película. Pasabais horas hablando
de cosas distintas. Increible.
C: Le he dicho a Ramos que iba a pasar por el taller, en
cuanto salga del hospital, para echarle una manilla, que tiene un trabajo…
S: Venga Currillo, no seas pesado. Llevamos varios días aquí
en Osuna discutiendo. Mira que eres cabezota. Te prometo que cuando llegues
aquí, vas a alucinar. Aquí puedes conducir lo que quieras, puedes llevar
caballos de un sitio a otro, puedes ver a tu María y a tus hijos, y a tus
nietos. A todas horas.
Y te vas a encontrar con tu gente más querida, tus padres,
tus amigos…..
Además, te voy a hacer una oferta que no vas a poder
rechazar:
¡Vas a ser mi conductor¡
Y me podrás pedir lo que quieras para los tuyos. Palabra de
Dios.
Y dejaré que me hables bien de los granujillas, y te haré
caso.
Pero sólo los granujillas ¡eh¡ que a otros…..cambiemos de
tema.
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Así discurre una conversación, que pasa inadvertida para
todos, ahora, a las 20 horas del Sábado día 2 de Junio de 2012 , en una cama del
Hospital de Osuna.
¿Qué pasará? Cuando
leáis esto, es posible que ya lo sepamos. De cualquier forma, y pase lo que
pase, D. Francisco Ruiz Marín, mecánico-conductor del Depósito de Recría y Doma
de Écija, está en las mejores manos. Su premio, ganado a pulso durante toda una
vida, nadie se lo quitará ya. El momento en que lo recoja quizás sea lo de
menos.
Su figura menuda, sencilla…..es la bondad. Su silueta, la
humildad….
Pero su sonrisa, esa sonrisa distinta cuando te mira….….es algo
próximo a la santidad, si no es ella misma. También piensan así muchísimos
ecijanos. Creo que todos los que le han conocido.
Diego Lamoneda Díaz
Amigo de Curro Marín