EL FASCISMO DE POTEMOS
La carta, firmada por un
médico y escritor malagueño, se está haciendo viral en WhatsApp en cuestión de
horas. Sus contundentes argumentos de por qué nace un fascista, tras los
resultados electorales andaluces, y el lema de “salir a la calle para combatir
el fascismo” del dirigente de Podemos, no han dejado impasible a este escritor
ni a sus lectores.
Carta abierta a Pablo
Iglesias:
“Hoy, a tan sólo unas horas de
que el pueblo andaluz haya dicho ¡BASTA YA! a 40 años de Régimen Monocolor,
cuando las trituradoras de papel están echando chispas en todos los despachos
de la Administración andaluza y cuando Pablo Iglesias anda en Madrid,
estupefacto, preguntándose qué coño habrá pasado aquí para que el avance
fascista haya sido tan rotundo, yo le voy a dar unas claves para que
reflexione.
Mire usted, señor Iglesias.
Vivo a temporadas en un pueblecito de Málaga que se llama SEDELLA. Son pocos
habitantes en Sedella, pero magníficas personas. Tendría usted que conocer el
pueblo. Por sus gentes, por su gastronomía y por sus vistas a la Tejea. Yo le
invito a mi casa. También a Irene.
Sedella tiene un alcalde de
Izquierda Unida porque 6 de sus 7 concejales son de Izquierda Unida. Y la gente
quiere a su alcalde porque da trabajo y porque se preocupa por el pueblo.
Ningún concejal de Vox hay por
allí que pueda molestarle a usted, señor Iglesias. Nadie de Ciudadanos. Nadie
del PP. Nadie de derechas que deba quitarle el sueño. Son unos rojos mis
paisanos de Sedella. Unos rojos irredentos. Unos rojos de cojones.
Pero mire usted por dónde hace
unas horas, como por ensalmo, se me han vuelto fascistas mis paisanos, o medio
fascistas. 109 votos han ido al Partido Socialista y a Podemos, y otros 105 se
han marchado a VOX, al PP y a Ciudadanos. ¿No le asombra eso, señor Iglesias?
¿No le dice nada que un pueblo de rojos se haya convertido en facha de la noche
a la mañana? ¿Sigue pensando usted que hay que “salir a la calle para combatir
el fascismo”? ¿Cree necesaria una marcha con el lema “No Pasarán? ¿No se da
cuenta, señor Iglesias, de que ese supuesto fascismo ha nacido de las propias
filas de usted y del Partido Socialista, de sus propios errores, de sus propias
contradicciones, y de tanto tocarnos los cojones al conjunto de la sociedad?
Mire usted, señor Iglesias:
Cuando usted dice que no puede
pronunciar la palabra España porque le duele la boca, nace un fascista.
Cuando usted grita ¡Visca
Cataluña Libre y Soberana!, nace un fascista.
Cuando usted se va a una
cárcel a negociar los presupuestos nacionales con unos investigados por
sedición, nace un fascista.
Cuando usted predica pobreza y
sobriedad pero se compra un chalé, nace un fascista.
Cuando una parlamentaria de
Podemos retira la bandera española del Parlament Catalán, nace un fascista.
Cuando Ada Colau dice que ha
votado Sí a la Independencia Catalana en un referéndum ilegal, nace un
fascista.
Cuando usted y los suyos hacen
parabienes de Chaves y Maduro, nace un fascista.
Cuando Pedro Sánchez y usted
se reparten, como cromos, los puestos directivos de Radiotelevisión Española,
nace un fascista.
Cuando usted se lleva las
manos a la cabeza porque un inmigrante ilegal murió de un infarto en Lavapiés,
pero no se las lleva cuando asaltan en grupo la valla de Melilla, nace un
fascista.
Cuando le tiran excrementos a
nuestra policía de frontera y usted no dice nada, nace un fascista.
Cuando a Pedro Sánchez lo
encumbran a la Presidencia del Gobierno los votos de usted, y los de Bildu, y
los de Gabriel Rufián, nace un fascista.
Cuando escupen los
independentistas a Borrell, y usted se calla, nace un fascista.
Cuando Susana Díaz dice que la
huelga de los médicos catalanes le parece justa y necesaria, pero que la de los
médicos andaluces es cosa de personas de derechas, nace un fascista.
Cuando un andaluz tiene que
esperar 10 meses una colonoscopia y luego, tras hacérsela, resulta que tiene un
cáncer de intestino, nace un fascista.
Cuando un andaluz va a la
farmacia y hay desabastecimiento, nace un fascista.
Cuando a un maestro andaluz le
pegan, o le insultan, y la izquierda no dice nada, nace un fascista.
Cuando a una auxiliar de
enfermería andaluza le arrojan una escupidera de orines a la cabeza, y la
izquierda no dice nada, nace un fascista.
Cuando en las aulas se les
obliga a los niños a estudiar temarios tendenciosos, nace un fascista.
Cuando Susana Díaz dice que la
Gürtel estuvo mal pero que los ERE fueron una tontería, nace un fascista.
Cuando un puñado de altos
cargos socialistas se va de putas con el dinero de los andaluces, nace un
fascista.
Cuando Pedro Sánchez dice ayer
que lo ocurrido en Cataluña es una rebelión, y dice hoy que sólo es una
sedición, nace un fascista.
Cuando Willy Toledo se caga en
Dios y la izquierda progresista le ríe la gracia, nace un fascista.
Cuando un cómico se suena los
mocos en la bandera española y la izquierda progresista lo defiende, nace un
fascista.
Cuando Ada Colau, sin
despeinarse, dice que un almirante español del siglo XIX era un fascista, nace
un fascista.
Cuando Podemos de Zaragoza
organiza unas Jornadas Antifascistas e invita como ponente a una exterrorista
de Terra Lliure que asesinó a nueve personas, nace un fascista.
Pues eso, señor Iglesias. Ya
no le canso más.
Busque usted a los fascistas
en las propias sedes de Podemos. Y que Susana Díaz y Pedro Sánchez los busquen
en las sedes del Partido Socialista. Pues quien siembra vientos, recoge
tempestades. Y se cría lo que se come. Y algunas junteras no son buenas. Y
todos los fascismos tienen, o han tenido, un motor desencadenante.
El fascismo de Mussolini nació
por la depresión económica y el paro de los años treinta. El de Hitler, por la
depresión económica europea y la humillación de Alemania tras la Primera Guerra
Mundial. Y el fascismo de ahora, ese que todos tememos, ese que nadie queremos,
ese que vemos esparcirse como una mancha de aceite por Europa, hunde sus raíces
en la falta de luces de la socialdemocracia europea y en trepas como usted,
señor Iglesias, a quienes lo único que les interesa, para lo único que han
venido a la política española, es para cargarse la Constitución de 1978 y para
ponernos como ejemplos a seguir otros paraísos caribeños. Bueno, y para
comprarse un casoplón.
Así que, señor Iglesias,
ahórrenos ahora llantos y lamentos en las calles. Ahórrenos barricadas y
carreras policiales. La movilización ha de hacerse antes de ir a las urnas, no
después, cuando no gusta el resultado. Eso, al menos, es lo que dicen los
verdaderos demócratas.
Deje tranquila a Andalucía por
cuatro años, y veamos todos, al menos por una vez, qué saben hacer, por estas
maltratadas tierras, Ciudadanos y el PP.
Y si dentro de cuatro años no
nos gusta lo que hacen, si montan otro cortijo de otro color o si la gente
sigue esperando diez meses para una colonoscopia, haremos como hemos hecho
ahora con el cortijo de Susana: mandarlo a hacer puñetas, y a otra cosa,
mariposa.
Pues eso, precisamente, es lo
que me encanta de la democracia: que nunca damos los votos. Tan sólo los
prestamos.”
Juan Manuel Jiménez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.
Chevi Sr