NECESIDAD DE LA ESCUELA DE EQUITACIÓN
Al considerar necesaria la condición de jinete en los que con categoría de oficial sirven en el Ejército, teníamos presente que los Cuerpos de Sanidad y el Eclesiástico son destinados indistintamente á Institutos a pie o montados; que el de Veterinaria tiene sus puestos en los montados; que el Jurídico ha de acompañar a los generales en campaña; que en Infantería llegarán a jefe; que Artillería, Ingenieros y Administración tienen fuerzas montadas; además, que todos, dentro de la categoría de subalternos, pueden tener destinos que exijan gran movilidad a caballo, y, en fin, que los oficiales de Caballería tomarán chocolate a caballo y dejarán el pie en el estribo en las horas de descanso.
Y al pedir se vuelva a organizar la Escuela de Equitación, lo hacemos para que en ella esté ardiendo constantemente la afición al varonil y útil ejercicio de montar a caballo y se perfeccionen las reglas conducentes al acertado aprovechamiento de los valiosísimos servicios que tan hermoso animal ha de prestarnos en paz y en guerra. Mas no pedimos la organización de este Centro, exclusivamente para el Arma de Caballería, sino para que por él pasen un período, más o menos largo, todos los oficiales de las Armas de combate.
Si esto pensamos con relación al conjunto, ¿qué no pensaremos con referencia al Arma de Caballería?, entendiendo, como entendemos, que entre los oficiales de ella debe estar el doctorado dé los hombres de guerra a caballo, y que sobre éste está el edificio de sus glorias.
Se dirá: para eso está su Academia. ¿Responde ésta a las necesidades indispensables para hacer jinetes cual deben ser los de Caballería? Que se conteste el que se tome la molestia de continuar leyendo.
En este centro se presentan aspirantes que llevan en su inteligencia una cantidad notable de conocimientos, casi siempre extraños a la profesión de las armas; esto se les exige, esto cumplen, sin pararse a considerar que éstos han de ser aplicados a caballo, base que dudan si les querrá sostener.
Ingresan: el plan de estudios de ciencias y artes teóricas, aplicables a las carreras militares, es tan extenso en calidad y cantidad, que nada más pasar la vista por él se aprecia que el edificio se construye con suma perfección, teniendo que dejar, por esta razón, mal colocados los cimientos. De donde resulta que una parte, al salir a oficiales, no pueden cumplir el mandato del Reglamento Táctico, de ser los modelos para sus soldados, en todos cuantos movimientos á caballo ejecuten ó manden ejecutar.
Dejar á la iniciativa de éstos el perfeccionamiento para responder como se pide, no lo consideramos prudente, si se atiende á los medianos recursos que los regimientos tienen, y al poco tiempo que deja el cumplimiento del servicio.
Bien es cierto que algunos llegan, con una afición que no puede medirse, a conseguir estas condiciones; pero también lo es que otros, por circunstancias extrañas a su deseo, medio olvidan lo que aprendieron, al mismo tiempo que perdiendo la afición reducen sus funciones de jinete a las exigencias reglamentarias, que sabemos todos consisten en dejar a su caballo siga detrás del que va delante.
L.A.
LA CORRESPONDENCIA MILITAR
Núm. 7020 Año XXV
Madrid, 8 de Febrero de 1901
Alberto Larraguibel con Huaso (Foto Wikipedia) |
Guillermo