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26 dic 2012

UNO DE A CABALLO y SAN JUAN de la CRUZ

 
 
PAULINO, UNO DE A CABALLO
 
 
 
 
José Antonio Sagardoy, profesor de equitación por la Escuela de Equitación del Ejército, amateur-rider, propietario, entrenador, asesor, organizador y director de yeguadas, con larga trayectoria hípica, ha visto impresa por fin su novela “Paulino, uno de a caballo” que le ha llevado varios años de trabajo.
 Es una obra amena y de gran aspecto didáctico dividida en dos partes. La primera parte está dedicada a la equitación del jinete que monta en carreras de caballos y entrenamiento de los caballos de hipódromo, tanto para carreras de liso como de obstáculos. La segunda, trata de la cría del caballo de carreras y del caballo deportivo y la formación de una buena yeguada considerando los numerosos factores que en ello inciden.
 Dada la autoridad de José Antonio en la materia y su forma de escribir amena e interesante, os animamos a adquirir un ejemplar para regalo de Reyes. ¡No defraudará! 

 
Lupa Ibérica





 
 
 
 
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En otro orden de cosas:
 

El día de Navidad fui a la iglesia del Carmen en Segovia, junto a la Virgen de la Fuencísla, muy cerca del CECyL. Allí está enterrado San Juan de la Cruz. En lo que no había reparado hasta ahora es que desde 1993 este santo es patrono de los poetas. Pienso que si lo es de los poetas vivos, con mayor razón lo será de los muertos. Y si esto es así, ya hay motivo de celebración incluido Acto y todo lo que haga falta.
En internet hay mucha documentación sobre ello. He rescatado un texto al azar sin ninguna otra intención.
 
Patrono de los poetas de lengua española
Fue un 18 de mayo de 1993 cuando Juan Pablo II proclamaba a San Juan de la Cruz patrono de los poetas de lengua española. El Papa en 1948, antes de ser Papa, se doctoró en Teología con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce) y desde entonces mantuvo su interés y estudio constante por los versos del poeta español más ascético-místico de nuestro Renacimiento. Se le ocurrió ya de Papa nombrarle Patrono, como homenaje personal, y así lo hizo.
Se me antoja en una revisión de este poeta que tanto admiro, recordar aquí esa doble lectura ya archiestudiada que camina entre los planos religioso y amoroso. Me encantó descubrir en La Biblia el Cantar de los cantares y leer a San Juan en clave erótica. Todavía hoy lo hago cuando lo explico a mis alumnos en clase y verdaderamente disfruto. ¿Qué hace en el libro de los libros un canto al amor libre? ¿Por qué Juan de la Cruz juega con la controversia de amado y amada como Dios y el alma? Disfruto de verdad viendo los ojos abiertos y oyendo los cuchicheos acompañados de risas cómplices de mis alumnos... son las mismas reacciones que yo tuve la primera vez.
En la celebración del centenario de Alberti en Granada compartí con Joaquín Sabina varios días, por fortuna. Para mi sorpresa recitó una noche prácticamente de memoria el Cántico espiritual. Lo recuerdo con un wiski en la mano, riendo maliciosamente, cuando al llegar al final de la estrofa 38 comenzó a contonearse casi de manera lasciva y a susurrarnos:
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Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos yremos
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos
y el mosto de granadas gustaremos.
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.-
 
Qué buen lector Sabina; qué buen amante San Juan de la Cruz. Seguro que Juan Pablo II además de la fe también admiró mucho la humanidad de nuestro Patrono, porque no olvidemos que fue tan humano como él. Y, según se oye últimamente, tan santo.
 
Julio Romay Hernanz