No tenemos el chichi para farolillos....
USSÍA EL PAPA Y ESPAÑA
ARTÍCULO EN EL MUNDO
Alfonso Ussía le mete dos buenas hostias nada consagradas
al Papa Francisco por su último desprecio a España
"Su Santidad reparte mal las sonrisas, recibe,
abraza y sonríe a Fidel y Raúl Castro, dos desalmados tiranos asesinos, recibe,
abraza y sonríe a Nicolás Maduro, el genocida venezolano"
Alfonso Ussía se ha hartado del buenismo impostado del
Papa Francisco y en su artículo del 2 de abril de 2019 le mete un buen repaso
desde su tribuna de La Razón a la cabeza visible del Vaticano por su desprecio
a España mientras no le hace ascos a verse con sátrapas y con alguna que otra
"ladrona".
Si el último parte de guerra, redactado y firmado hace
80 años, hubiera sido como el que sigue, Su Santidad el Papa ya nos habría
visitado: "En el día de hoy, cautivas y desarmadas las tropas nacionales,
el Ejército Rojo ha alcanzado sus últimos objetivos militares. La Guerra ha
terminado. Manuel Azaña. 1 de abril de 1939".
"Visitaré España cuando haya paz". Gracias
por su generosidad. Gracias por su respeto a los esfuerzos de un tiempo
inolvidable durante el cual las derechas y las izquierdas olvidaron que habían
combatido en una guerra civil dolorosísima. A Su Santidad le ocurre lo mismo
que a Iceta, pero no lo reconoce. Que no sabe contenerse en la verborrea. En
España, decenas de miles de religiosos, desde obispos a monjas de la caridad,
fueron torturados y asesinados por el Frente Popular. Gracias por olvidarlo,
aunque su olvido sea parcial y selectivo.
Le recuerda Ussía que:
En España la paz, lo que se dice la paz, está
establecida desde hace 80 años. Cuarenta años de paz en la dictadura y cuarenta
años de paz en la España constitucional, monárquica y democrática. España es un
ejemplar Estado de Derecho. Es razonable que Su Santidad no nos tenga excesiva
simpatía. España, en su Historia y en la actualidad, ha sido infinitamente más
importante para la Iglesia que Su Santidad. No necesitamos su visita, tantas
veces repetida por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sus huellas aquí permanecen y
son imborrables.
Detalla el columnista de La Razón las 'amistades
peligrosas' de Su Santidad:
Su Santidad reparte mal las sonrisas. Recibe, abraza y
sonríe a Fidel y Raúl Castro, dos desalmados tiranos asesinos. Recibe, abraza y
sonríe a Nicolás Maduro, el genocida venezolano. Recibe, abraza y sonríe a la
ladrona -acusada en su país de impulsar el asesinato de un fiscal-, Cristina
Fernández de Kirchner, la multimillonaria viuda peronista del Pingüino, matrimonio
tan ladrón como populista. En cambio, recibe, no abraza y no sonríe al
presidente Macri, y recibe, no abraza y le llega su mentón a los zapatos,
cuando le visita el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Y aquí en
España, concede una entrevista al más sesgado y anticristiano de los
comunicadores, el mismo que abraza y admira a los terroristas de la ETA. Mucho
me temo, Santo Padre, que sea cierto lo que Su Santidad ha reconocido, como ya
hizo previamente el ponderado, culto, místico, músico y teólogo Benedicto XVI.
Que el Diablo está también en el Vaticano. Pero una cosa es que esté, y otra
muy diferente que le encomienden un trabajo y un cargo. No tenga duda,
Santidad, de que uno de sus más allegados asesores lleva el rabo enrollado y
camuflado en la parte trasera de su sotana, y sólo lo suelta y libera para su
alivio cuando se encierra cada noche en sus aposentos. Busque a su consejero
con rabo, y agradecerá esta humilde recomendación.
Le hace una pregunta esencial al Papa Francisco:
Es cierto, Santo Padre, que de cuando en cuando
Vuestra Santidad se equivoca, y acierta. Su labor en pos de castigar los abusos
sexuales de los malos obispos y sacerdotes, es encomiable. Encomiable y
valiente. Pero en otras reacciones no se libera de la demagogia. Dice que ha
llorado de dolor cuando ha visto las alambradas que separan Marruecos de las
ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Es lo único que se le ha ocurrido de
España durante su viaje a una nación en paz que mantiene desde treinta años
atrás una guerra permanente con los bereberes del Sáhara. Europa manda en esas
fronteras. Si la Santa Sede estuviera ubicada en un enclave conflictivo,
tristemente conflictivo y humanamente trágico, también la Santa Sede guardaría
su territorio con alambradas. ¿Acogería el Vaticano a doscientos mil
inmigrantes en su territorio, y les daría alimentación, nacionalidad y techo en
la Ciudad Vaticana? Claro que resulta doloroso, pero España no es la culpable
de esa situación.
Y remacha:
España es una nación que visitan cada año 90 millones
de turistas. A pesar de nuestros políticos y golpistas, el Estado de Derecho
funciona, y vivimos en paz. Si no desea venir, es muy libre Su Santidad de
rechazarnos. España, según el Papa Juan Pablo II "es la maravillosa tierra
de María". Y de la mística, Santidad. Y de la soberanía de la Cruz en
América. Pero no pretendo convencerlo. No venga, pero hágalo sin buscar falsas
excusas. Y no se olvide de buscar a su consejero con rabo. Cuando lo encuentre,
todo mejorará. Con devoción y respeto.
SONARON CUATRO BALAZOS
Chevi Sr.