El
exministro D. José Bono ha publicado su segundo libro de la trilogía anunciada
de su época en el poder. En el amplio índice alfabético figura mi nombre y pese
a su advertencia de no fabular ni mentir, yo he encontrado no solo medias
verdades y más de una mentira sino también juicios de valor inaceptables que,
conociendo su charlatanería embaucadora, el autor no dudará en achacarlo a la
forzada reducción de sus más de dos mil folios almacenados. Por ello presento
en estas líneas la réplica a las alusiones que hace sobre mí en el libro y no
tendré problema alguno en debatir sobre otros asuntos que tuve que tratar con
él por razones profesionales.
En
la página 107 aparece mi apellido, como aludido, al decir que el GE Alejandre
“faltó al respeto” al General Bretón por haber influido en el ministro para no
destinarme al Cuartel General de Bétera.
Pues
bien, como el Sr. Bono dice, dicho General era el Jefe de Gabinete del Sr.
Trillo cuando el accidente del Yakolev, con tanta o más “subordinación” que al
socialista. También sabe muy bien cual fue mi postura en tan desgraciado tema
porque en el avión iban 20 hombres de mi División. La consecuencia fue que
Trillo decidió mi no ascenso con el conocimiento silencioso de su Jefe de
Gabinete, por lo cual el JEME Alejandre le reprochó su silencio, no en la
cuestión de mi destino, sino de mi ascenso ¿Es eso una falta de respeto?
En
la página 320 dice que le informan que el TG Mena habla conmigo de que tenemos:
“ganas de hacer algo, una cosa colectiva, pero que van a esperar a otro
momento” Esta afirmación es una burda mentira, pero muy seria y sin otra base
de que “me informan”. Que había un “topo” en el Consejo ya nos dimos cuenta
porque, pese el carácter secreto de sus reuniones, la prensa publicó la
propuesta de Mena de tratar del tema del Estatuto catalán a lo que se opuso el
JEME por considerarlo asunto político fuera de la competencia del Consejo. Mi
apoyo a la solicitud de Mena consistió en hacer saber que era un problema que
inquietaba a nuestros subordinados y esa preocupación si era tema del Consejo.
El periódico solo dijo que yo apoyé la propuesta sin más aclaración.
5-curiosidades-que-no-conocias-sobre-los-animales-3Dentro de este contexto se
habló, sin entrar en más detalles. Desde luego si lo que el ”topo” informó se
consideraba de la gravedad que pretende darle el hoy exministro en su diario,
no entiendo porque no se actuó preventivamente contra los supuestos
conspiradores ¿O es que todo era un “suponer”?.
En
la página 334, extracta la cena del 17 de Enero en Las Palmas, cena de dos
horas y media, la más larga que había tenido nunca según me dijo su Jefe de
Gabinete, el General Lens. Como he dicho antes, el autor se excusará con la
reducción del texto original, pero le recuerdo:
El
sábado,14 tuve la satisfacción de ser nombrado Legionario de Honor en Almería y
en mi discurso de agradecimiento ante Legionarios, Antiguos Caballeros
Legionarios y Autoridades, repetí lo que siempre decía en las formaciones de
mis Unidades: “ La misión del Ejército y en este caso de la Legión, era siempre
la Defensa de España, su Soberanía, el Orden Constitucional y la integridad
Territorial de la Patria común e indivisible de todos los españoles”, o sea,
recitaba la Constitución pero solo una semana después que se expresara de forma
parecida el General Mena en Sevilla y que causó mucho ruido, menos el de
sables.
Al
día siguiente esta frase era portada de los periódicos almerienses del domingo
y el JEME me avisaba de la visita, el martes, del Ministro a Canarias sin el
motivo de la misma; ni falta que hacía.
Emilio Pérez Alamán, junto al presidente
del Parlamento de Canarias, Gabriel Mato, durante su etapa al frente del Mando
Militar de Canarias.
Una
vez en Las Palmas con el JEMAD, el JEME y el Jefe de Gabinete, pasamos
directamente a la cena mencionada. Fueron dos horas largas de un diálogo entre
Bono y Alamán pese a la presencia de otras seis personas. Más que un diálogo fue
en sí un toma y daca del que Bono recoge en el Diario lo que le interesa. Yo no
tenía quien tomara nota o grabara pero si me fijaba con tristeza en el papelón
de los dos Generales de Ejército sentados en la esquina de la mesa uno frente a
otro sin abrir la boca, como si de una pareja de la Guardia Civil se tratara.
También hablamos del intento del Ministro de cambiar el Himno de la Armada, del
Yakolev, etcétera. En fin, más de dos pesadas horas buscándome las cosquillas
de forma absurda. Del juicio de valor que hace después de la cena-careo, tengo
que aclararle que, sí, me considero una buena persona y del siglo XIX y me
honro en practicar las virtudes de aquella época donde, pese a todas sus
sombras, el Honor era importante entre los caballeros y un apretón de manos
entre dos hombres del pueblo valía mucho más que tanta firma y papeleo tramposo
que vemos en políticos y banqueros de nuestros días. Al final lo que parece que
quiere insinuar es que yo fuera un sospechoso de golpista a no considerar y no
le consiento la mala intención que pretende transmitir.
Cualquiera
de los miles de soldados que conozco ama a España mucho más que usted por mucho
que presuma de hacerlo, con su demagoga palabrería, en busca de beneficios.
Todos hemos corrido grandes riesgos por nuestra Patria y yo he asumido la
responsabilidad de que esos miles de soldados que he mandado también lo
hicieran con el consiguiente sacrificio familiar y sin esperar más recompensa
que la íntima satisfacción del deber cumplido.
Bono pasando revista.
Por
ello y por haber vivido de cerca el desastre de las guerras civiles en las
distintas misiones en las que he participado, soy consciente de que ese remedio
es mucho peor que la enfermedad de tener un Gobierno que afirme que el concepto
de España como Nación, con más de 500 años, es discutido y discutible. Ello me
preocupa y hasta me indigna, pero confío en que los españoles sabremos hacer
frente a este mal adecuadamente y sin complicaciones mayores, para evitar la
pérdida de lo conseguido con el trabajo, esfuerzo y sacrificio de muchos, desde
el mismo momento que finalizó la última contienda civil. Sin embargo, pese a
ser preocupante, ni a mí ni a ningún General se nos ocurrió ir más allá de
expresar el riesgo que suponía y aún supone esa enfermedad. Así que póngase un
cero en el juicio a los hombres que tanto y con tan poco acierto practica.
Si
se preocupa tanto por España como predica, “podemos“ encontrar a quien le hace
daño de verdad en círculos muy próximos a su entorno.
Por
último y a pie de página, junta la mentira con un juicio de valor temerario al
hacer suya la infamia de quien organizó el acto de las Bodas de Oro de mi
Promoción sobre mi ausencia en las mismas. Aunque no lo cita todo apunta, como
posible informador, a su paisano manchego, el más antiguo de la Promoción, el
mismo al que usted hizo JEMAD con las reticencias del mismo Rey y por lo que,
agradecido, le despidió, cuando dimitió como Ministro, con un discurso
“lamelotodo” que hizo sonrojar, no solo a mí sino a muchos, de vergüenza ajena.
Pues
bien, dígale a su bienintencionado informador (en que manos estamos), que el
Teniente General Alamán era a la sazón Presidente de la Federación Nacional de
Veteranos Paracaidistas, encargada de organizar el Congreso y Campeonato
Internacional de la Unión Europea de Paracaidistas (UEP), cuya fecha de
celebración estaba cerrada desde el año anterior en el Congreso de Polonia. Por
eso, cuando me comunicaron que la fecha de las Bodas de Oro coincidía con el
Congreso que tenía que presidir, intenté por todos los medios que se cambiara,
pero la Academia tenía su programación mas que ajustada y no pudo ser. Una vez
más en mi vida tuve que elegir la obligación sobre la devoción. Pero usted,
basado en una información falsa y sin contrastar, solo tenia que preguntarme,
se lanza a la piscina, pone negro sobre blanco una mentira de bellaco y
pretende ofenderme aunque sin conseguirlo, porque su demagogia no da ni sombra
a mi prestigio entre mis compañeros.
Puede
dar por seguro que no espero ninguna rectificación por su parte, ni voy
calificar su Diario. Lo dejo a juicio de los lectores, Señor exministro.
Emilio
Pérez Alamán Teniente General
Cristina Fdez. de Valderrama Alonso