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17 jul 2016

ELOGIO DE LO PERVERSO


















ELOGIO DE LO PERVERSO
El sistema comunista fue un sistema perverso basado en esa doctrina marxista que tanta miseria, dolor y sangre ha repartido por el mundo. Éste, que debe de tener todavía recursos de autodefensa, se sacudió en muchos lugares de este mundo la bota comunista, que se pudrió por sí misma, sin apenas necesidad de guerra o enfrentamiento con nadie, pero en España, país de paradojas, el haber sido comunista, es una marca de prestigio y hasta un honor, simplemente porque aquí fue barrido por un frente Nacional acaudillado, en guerra y paz, por
Francisco Franco. No se le perdonó esta derrota en la guerra, pero menos aun su derrota en la paz.
Que viejos estalinistas y comunistas elogien a los suyos, entra en la zona de la lógica; pero es la “derechona” con ribetes “cebrianescos”, es decir, los de EL PAIS, los que se “despatarran” ensalzando a estos miserables que, de haber coincidido con ellos en los inicios del Frente Popular, habrían pasado a mejor vida, haciéndonos un favor, así como de paso...



Hoy se trata en EL PAIS de elogiar hasta la


náusea a un comunista llamado Peña. Nadie
de particular, salvo por el hecho de haber
muerto a los 102 años. Pero EL PAIS hace de
este Peña un héroe, y nos cuenta su
biografía, bien manipulada por cierto,
porque, leyendo entre líneas se pude
descubrir que este personaje no era más
que un perfecto bergante.




Comentaremos sólo algo de lo que nos cuenta este periódico de pijos millonarios progresistas, y empezaremos por esa alusión a Semprúm, aquel afrancesado comunista que fuera ministro de “Kultura” del PSOE, uno de los “intelectuales” que en Francia se opusieron ferozmente a la concesión del Premio Goncourt a
Vintila Horia (1).
Al parecer, este Peña que acaba de morir tan viejecito, coincidió con el tal Semprúm en el campo de concentración nazi de Buchenwald, pero se “olvida” decir que este personaje vivía a cuerpo de rey porque era “capo”, aquellos internados en el campo elegidos por los de las SS, que eran los que se cuidaban
de la vigilancia exterior, para que ellos, los “capos”, se ocuparan de la disciplina interior. Por eso gozaban de enormes privilegios.
Iban armados con una contundente tranca que marcaba las distancias y el duro sendero de la disciplina de los otros presos. Dicen (si es que es verdad, que esa es otra…) que el tal Peña coincidió con Semprúm en el mismo barracón, el nº 40, que debería ser un barracón para privilegios.
Virgilio Peña nació en enero de 1914 en Espejo (Córdoba) y era hijo de un muy temprano comunista local. A los 17 años ya militaba en las revolucionarias y marxistas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). EL PAIS nos cuenta algo sobre que colgó una bandera republicana en un balcón al estallar la guerra civil, lo que ya es una proeza porque los marxistas y comunistas despreciaban a la 2ª República y a su bandera, por considerarla burguesa, por eso se sublevaron contra ella en octubre de 1934; y a lo largo de la guerra, salvo en las películas de Camino y series de televisión españolas, las banderas del ejército rojo, eran las rojas o  ojinegras. Que se lo pregunten a George Orwell, perteneciente al POUM, hasta que el trasero le empezó a oler a pólvora y puso pies en polvorosa.
Nuestro biografiado, según nos cuenta ese periódico, combatió en casi todas las batallas, participando en la retirada después de la caída de Barcelona, donde un ejército de casi 200.000 hombres, sin ganas de combatir, escapaba a la frontera francesa, empujando en su vergonzosa huida a unos 300.000 civiles, entre
ellos presos (y presas…) sacadas de las cárceles catalanas, a muchos de los cuales fue asesinando por el camino. No sabemos si nuestro Peña se dedicó sólo a salvar el pellejo, o también participaría en estos gloriosos hechos comunistas.
En Francia se enroló en la Resistencia, librándose del infierno de las playas-campos de concentración, viviendo en Pau donde ejerció, entre otras cosas, la noble actividad de soplón, de chivato. Es detenido, y después de su estancia en Buchewald, ya liberado por el ejército norteamericano, nada nos cuentan de sus
actividades hasta su muerte; así que sólo sabemos que poco antes de morir le impusieron la legión de honor, y que el alcalde de Billère colocó en el balcón la bandera de la Segunda Republica, pese a las protestas del cónsul español, que dada la categoría de nuestro paisanaje político, ya tiene mérito. Y el alcalde, que sabe tanto de banderas como de Frentes Populares, dijo que “había arriesgado su vida por salvar a la República y después participó en la Resistencia”.


Ya tiene una calle en su
pueblo y quizá con el tiempo se
le haga un monumento que
debería ser inaugurado por el
director de EL PAIS, rodeado de
sus teloneros, entre ellos Carlos
Yárnoz, que es el que firma los
elogios de nuestro glorioso comunista.






Como vemos es una historia más producto de aquella guerra civil, elevado a héroe comunista por el hecho de haber vivido hasta los 102 años. Y es que, conforme pasan los años, la falta de memoria en España es ya una catástrofe nacional y gentes pijas como EL PAIS, convierten a verdugos en víctimas. Es lo que llamamos ELOGIO DE LO PERVERSO, quien quiera en España hacer carrera política o en el periodismo ha de rendir homenaje al perverso comunismo y a los veteranos comunistas.
No nos gusta este Peña, pero tampoco nos disgusta, porque no deja de ser otra cosa que un peoncito para la “Memoria Histórica” y para dar trabajo a los teloneros de Cebrián.
Que Dios le acoja allá Arriba, y nosotros rezaremos una oración
por él.
“von Thies”
(1) Vintila Horia, excepcional escritor rumano, publicaba sus
artículos en el EL ALCÁZAR, y sus lectores éramos los únicos
españoles que sabíamos los desastres de Ceaucescu en aquel
país, dictador rumano, condecorado por el Estado Español, al
que iban a rendir pleitesía muchos “intelectuales”, artistas,
políticos y hasta algún militar español, generoso protector y
benefactor de “Pasionaria” y de Carrillo, hasta que el
tinglado se le vino abajo, muriendo de forma indigna, junto
con su mujer, asesinado por sus misma escolta.


AÑADIMOS DOS ESTRAMBOTES QUE CONSIDERAMOS
OPORTUNOS

LAS FALSAS ANECDOTAS.- Tiene que ver esto que ahora
escribimos con la simpatía aberrante de los “medios”
pijos hacia el pasado comunista, real o ficticio, de ciertos
personajes. En una tertulio de “pijos” se contó una
anécdota en la que Franco le decía a Luis Miguel
Dominguín, que se había enterado de que el torero ligón
tenía un hermano comunista. Y Dominguín, según el
cuenta cuentos, le respondió que eso no era cierto,
porque la realidad es que él y sus hermanos, los tres, eran
comunistas.
Ya sabemos que en España la mentira más bestia es la
que mejor es aceptada, hasta con entusiasmo, por una
sociedad sin rumbo. Nosotros sabíamos de la existencia
de Luis Miguel Dominguín desde el año 1939 ó 1940,
cuando le vimos torear en Málaga. Él debería tener 15 ó
16 años, y el que suscribe 8 ó 9. En esa corrida rejoneaba
Paquito Mascareñas, otro quinceañero y rejoneador
portugués. Nos imaginamos que en esas fechas “todavía”
no sería Dominguín comunista, y quizá se hizo cuando
llegó a la situación gloriosa de millonario…
Esta anécdota es una falacia estúpida, porque no
conocemos una sola intervención pública del torero a
favor de esa tribu criminal, ni su vida tuvo nada que ver
con ellos. Pero la mentira se dice por la radio, la tele o la
prensa pija, la gente sonríe como si se tratara de una
gracia simpática del Jaimito de los chistes, y a seguir
cobrando del sistema. La estupidez carece de
importancia, hay demasiadas en circulación para
sorprendernos, lo malo de esto es tratar de hacer de un
pasado comunista, real o ficticio, una nota simpática.

LA BRIGADA LINCOLN.- 





A muchos voluntarios de la LINCOLN se le pondrían los pelos
como escarpias (put is the hairs as anchors…) al ver la tropa a la que
iban a ayudar.




Pablo Iglesias, en su versión modelo siglo XXI, ha regalado a Obama, aprovechando los pocos minutos que han concedido al “Trío Calaveras” de la Oposición, un ejemplar de un libro sobre la Brigada Lincoln, libro que contará la absurda aventura de aquellos desgraciados como convenga al comunismo residual.
La Brigada Lincoln apenasÇsi alcanzaba la categoría de Batallón y cuando vino a España
“a combatir el fascismo y por la democracia”
no sabía lo que les esperaba. Algunos se dieron cuenta de que su lucha iba a ser únicamente a favor del Comunismo soviético, y quisieron regresar a los EEUU, pidiendo sus pasaportes; pero estos documentos eran muy apreciados por el KGB y ya estaban en Moscú para ser entregados a agentes “durmientes”, residente en los EEUU, para sus actuaciones de espionaje cuando se lo ordenaran. Por esta razón no consiguieron más pasaporte que los justamente necesarios para ir al otro mundo, lugar al que fueron muchos de ellos convenientemente pasaportados. Otros fueron metidos en campos de concentración o prisiones, como la que reservaron los del Frente Popular para los ”brigadistas internacionales” en el castillo de Castelldefels, cerca de Barcelona.
Cuando la debacle, después de la de la caída de Barcelona y la posterior huida de un ejército en derrota hacia la frontera francesa, aquellos encerrados en el castillo que se habían librado del fusilamiento, fueron obligados a marchar a Francia con otros presos sacados de las cárceles y prisiones “republicanas”.







Voluntarios de la LINCOLN,
posiblemente son prisioneros
canjeados o canjeables.






Los que salvaron la vida, en muchos casos prisioneros de los nacionales que fueron en su momento canjeados, cuando pusieron regresar a su país se encontraron con la antipatía y el rechazo de una sociedad, ya en plena operación
contra la influencia comunista, que dio paso a la “Caza de Brujas”. Pese a ello, hemos leído en Wikipedia esta bufonada:
“En los Estados Unidos fueron considerados como un símbolo romántico de la lucha contra la desigualdad y la opresión fascista”… Ahí queda eso. Su aventura en España no pasó de haber ejercido de carne de cañón que los diezmó en numerosos y desgraciados combates.

Pero el que tuvo, retuvo, y durante algún tiempo se organizaron en asociaciones de veteranos supervivientes de la “Lincoln”.
A algunos de ellos tuvimos el gusto de ver y conocer en la Feria de Nueva York del año 1962. Solían situarse en pacíficos grupos, con un cartel que los identificaba, frente al extraordinario Pabellón Español, uno de los mejores de la Feria  (circunstancia que se sigue silenciando), donde coincidieron con grupos de guardiamarinas de “Elcano”. De forma amistosa les solicitaban recuerdos marinos, y los generosos guardiamarinas, que ya conocían estas situaciones, les obsequiaron con unos “botones de ancla” de los que iban convenientemente provistos.
La base humana de aquellos voluntarios venidos de los EEUU era más bien pobre: parados, marginados y gentes más o menos mentalizada por la cutre propaganda comunista. Lo vemos en las
fotos, lo que no quiere decir que alguno, con flecos de intelectual, se alistara a tal aventura, en la que fueron auténticos perdedores.


JFT
"von Thies"