ELOGIO DE LO PERVERSO
El sistema comunista fue un
sistema perverso basado en esa doctrina marxista que tanta
miseria, dolor y sangre ha repartido por el mundo. Éste, que debe
de tener todavía recursos de autodefensa, se sacudió en
muchos lugares de este mundo la bota comunista, que se pudrió
por sí misma, sin apenas necesidad de guerra o
enfrentamiento con nadie, pero en España, país de paradojas, el
haber sido comunista, es una marca de prestigio y hasta un honor,
simplemente porque aquí fue barrido por un frente Nacional
acaudillado, en guerra y paz, por
Francisco Franco. No se le
perdonó esta derrota en la guerra, pero menos aun su derrota en
la paz.
Que viejos estalinistas y
comunistas elogien a los suyos, entra en la zona de la lógica; pero
es la “derechona” con ribetes “cebrianescos”, es decir, los
de EL PAIS, los que se “despatarran” ensalzando a estos miserables
que, de haber coincidido con ellos en los inicios del Frente
Popular, habrían pasado a mejor vida, haciéndonos un favor, así como
de paso...
Hoy se trata en EL PAIS de
elogiar hasta la
náusea a un comunista llamado
Peña. Nadie
de particular, salvo por el
hecho de haber
muerto a los 102 años. Pero EL
PAIS hace de
este Peña un héroe, y nos
cuenta su
biografía, bien manipulada por
cierto,
porque, leyendo entre líneas
se pude
descubrir que este personaje
no era más
que un perfecto bergante.
Comentaremos sólo algo de lo
que nos cuenta este periódico de pijos millonarios progresistas,
y empezaremos por esa alusión a Semprúm, aquel afrancesado
comunista que fuera ministro de “Kultura” del PSOE, uno de los
“intelectuales” que en Francia se opusieron ferozmente a la
concesión del Premio Goncourt a
Vintila Horia (1).
Al parecer, este Peña que
acaba de morir tan viejecito, coincidió con el tal Semprúm
en el campo de concentración nazi de Buchenwald, pero se
“olvida” decir que este personaje vivía a cuerpo de rey porque era
“capo”, aquellos internados en el campo elegidos por los de las
SS, que eran los que se cuidaban
de la vigilancia exterior,
para que ellos, los “capos”, se ocuparan de la disciplina interior. Por
eso gozaban de enormes privilegios.
Iban armados con una
contundente tranca que marcaba las distancias y el duro sendero
de la disciplina de los otros presos. Dicen (si es que es verdad,
que esa es otra…) que el tal Peña coincidió con Semprúm en el
mismo barracón, el nº 40, que debería ser un barracón para
privilegios.
Virgilio Peña nació en enero de
1914 en Espejo (Córdoba) y era hijo de un muy temprano
comunista local. A los 17 años ya militaba en las
revolucionarias y marxistas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). EL PAIS nos
cuenta algo sobre que colgó una bandera republicana en un
balcón al estallar la guerra civil, lo que ya es una proeza porque
los marxistas y comunistas despreciaban a la 2ª República
y a su bandera, por considerarla burguesa, por eso se
sublevaron contra ella en octubre de 1934; y a lo largo de la guerra,
salvo en las películas de Camino y series de televisión españolas, las
banderas del ejército rojo, eran las rojas o ojinegras. Que se lo
pregunten a George Orwell, perteneciente al POUM, hasta
que el trasero le empezó a oler a pólvora y puso pies en
polvorosa.
Nuestro biografiado, según nos
cuenta ese periódico, combatió en casi todas las batallas,
participando en la retirada después de la caída de Barcelona, donde
un ejército de casi 200.000 hombres, sin ganas de
combatir, escapaba a la frontera francesa, empujando en su vergonzosa
huida a unos 300.000 civiles, entre
ellos presos (y presas…)
sacadas de las cárceles catalanas, a muchos de los cuales fue
asesinando por el camino. No sabemos si nuestro Peña se dedicó sólo
a salvar el pellejo, o también participaría en estos
gloriosos hechos comunistas.
En Francia se enroló en la
Resistencia, librándose del infierno de las playas-campos de
concentración, viviendo en Pau donde ejerció, entre otras cosas, la
noble actividad de soplón, de chivato. Es detenido, y
después de su estancia en Buchewald, ya liberado por el ejército
norteamericano, nada nos cuentan de sus
actividades hasta su muerte;
así que sólo sabemos que poco antes de morir le impusieron
la legión de honor, y que el alcalde de Billère colocó en el balcón
la bandera de la Segunda Republica, pese a las
protestas del cónsul español, que dada la categoría de nuestro paisanaje
político, ya tiene mérito. Y el alcalde, que sabe tanto de
banderas como de Frentes Populares, dijo que “había arriesgado su
vida por salvar a la República y después participó en la
Resistencia”.
Ya tiene una calle en su
pueblo y quizá con el tiempo
se
le haga un monumento que
debería ser inaugurado por el
director de EL PAIS, rodeado
de
sus teloneros, entre ellos
Carlos
Yárnoz, que es el que firma
los
elogios de nuestro glorioso
comunista.
Como vemos es una historia más
producto de aquella guerra civil, elevado a héroe
comunista por el hecho de haber vivido hasta los 102 años. Y es que,
conforme pasan los años, la falta de memoria en España es ya una
catástrofe nacional y gentes pijas como EL PAIS, convierten a
verdugos en víctimas. Es lo que llamamos ELOGIO DE LO
PERVERSO, quien quiera en España hacer carrera política o en el
periodismo ha de rendir homenaje al perverso comunismo y a los
veteranos comunistas.
No nos gusta este Peña, pero
tampoco nos disgusta, porque no deja de ser otra cosa que un
peoncito para la “Memoria Histórica” y para dar trabajo
a los teloneros de Cebrián.
Que Dios le acoja allá Arriba,
y nosotros rezaremos una oración
por él.
“von Thies”
(1) Vintila Horia,
excepcional escritor rumano, publicaba sus
artículos en el EL ALCÁZAR,
y sus lectores éramos los únicos
españoles que sabíamos los
desastres de Ceaucescu en aquel
país, dictador rumano,
condecorado por el Estado Español, al
que iban a rendir pleitesía
muchos “intelectuales”, artistas,
políticos y hasta algún
militar español, generoso protector y
benefactor de “Pasionaria”
y de Carrillo, hasta que el
tinglado se le vino abajo,
muriendo de forma indigna, junto
con su mujer, asesinado por
sus misma escolta.
AÑADIMOS DOS ESTRAMBOTES QUE
CONSIDERAMOS
OPORTUNOS
LAS FALSAS ANECDOTAS.- Tiene
que ver esto que ahora
escribimos con la simpatía
aberrante de los “medios”
pijos hacia el pasado comunista,
real o ficticio, de ciertos
personajes. En una tertulio de
“pijos” se contó una
anécdota en la que Franco le
decía a Luis Miguel
Dominguín, que se había
enterado de que el torero ligón
tenía un hermano comunista. Y
Dominguín, según el
cuenta cuentos, le respondió
que eso no era cierto,
porque la realidad es que él y
sus hermanos, los tres, eran
comunistas.
Ya sabemos que en España la
mentira más bestia es la
que mejor es aceptada, hasta
con entusiasmo, por una
sociedad sin rumbo. Nosotros
sabíamos de la existencia
de Luis Miguel Dominguín desde
el año 1939 ó 1940,
cuando le vimos torear en
Málaga. Él debería tener 15 ó
16 años, y el que suscribe 8 ó
9. En esa corrida rejoneaba
Paquito Mascareñas, otro
quinceañero y rejoneador
portugués. Nos imaginamos que
en esas fechas “todavía”
no sería Dominguín comunista,
y quizá se hizo cuando
llegó a la situación gloriosa
de millonario…
Esta anécdota es una falacia
estúpida, porque no
conocemos una sola
intervención pública del torero a
favor de esa tribu criminal,
ni su vida tuvo nada que ver
con ellos. Pero la mentira se
dice por la radio, la tele o la
prensa pija, la gente sonríe
como si se tratara de una
gracia simpática del Jaimito
de los chistes, y a seguir
cobrando del sistema. La
estupidez carece de
importancia, hay demasiadas en
circulación para
sorprendernos, lo malo de esto
es tratar de hacer de un
pasado comunista, real o
ficticio, una nota simpática.
LA BRIGADA LINCOLN.-
A muchos voluntarios de la LINCOLN se le pondrían los pelos
como escarpias (put is the hairs as anchors…) al ver la tropa a la que
iban a ayudar.
Pablo Iglesias, en su versión modelo siglo XXI, ha regalado a
Obama, aprovechando los pocos minutos que han concedido al “Trío Calaveras” de la Oposición, un ejemplar de un libro sobre la Brigada Lincoln, libro
que contará la absurda aventura de aquellos desgraciados como convenga al comunismo
residual.
La Brigada Lincoln apenasÇsi alcanzaba la categoría de Batallón y cuando vino a España
“a combatir el fascismo y por la democracia”,
no sabía lo que les esperaba. Algunos se dieron cuenta de que su lucha iba a ser únicamente a favor del
Comunismo soviético, y quisieron regresar a los EEUU, pidiendo
sus pasaportes; pero estos documentos eran muy apreciados
por el KGB y ya estaban en Moscú para ser entregados a
agentes “durmientes”, residente en los EEUU, para sus actuaciones
de espionaje cuando se lo ordenaran. Por esta razón no
consiguieron más pasaporte que los justamente necesarios para
ir al otro mundo, lugar al que fueron muchos de ellos
convenientemente pasaportados. Otros fueron metidos en campos de
concentración o prisiones, como la que reservaron los del Frente
Popular para los ”brigadistas internacionales” en el
castillo de Castelldefels, cerca de Barcelona.
Cuando la debacle, después de
la de la caída de Barcelona y la posterior huida
de un ejército en derrota hacia la frontera francesa, aquellos encerrados en el castillo que se habían librado del fusilamiento, fueron obligados a marchar a Francia con otros presos sacados de las cárceles y prisiones “republicanas”.
Voluntarios de la LINCOLN,
posiblemente son prisioneros
canjeados o canjeables.
Los que salvaron la vida, en muchos casos prisioneros de los nacionales que fueron en su momento canjeados, cuando pusieron regresar a su
país se encontraron con la antipatía y el rechazo de una
sociedad, ya en plena operación
contra la influencia
comunista, que dio paso a la “Caza de Brujas”. Pese a ello, hemos
leído en Wikipedia esta bufonada:
“En los Estados Unidos
fueron considerados como un símbolo romántico de la lucha
contra la desigualdad y la opresión fascista”… Ahí queda
eso. Su aventura en España no pasó de haber ejercido de carne de
cañón que los diezmó en numerosos y desgraciados combates.
Pero el que tuvo, retuvo, y
durante algún tiempo se organizaron en asociaciones de veteranos
supervivientes de la “Lincoln”.
A algunos de ellos tuvimos el
gusto de ver y conocer en la Feria de Nueva York del año
1962. Solían situarse en pacíficos grupos, con un cartel que los
identificaba, frente al extraordinario Pabellón Español, uno de los
mejores de la Feria (circunstancia que se sigue
silenciando), donde coincidieron con grupos de guardiamarinas de
“Elcano”. De forma amistosa les solicitaban recuerdos marinos,
y los generosos guardiamarinas, que ya conocían estas
situaciones, les obsequiaron con unos “botones de ancla” de los que
iban convenientemente provistos.
La base humana de aquellos
voluntarios venidos de los EEUU era más bien pobre: parados,
marginados y gentes más o menos mentalizada por la cutre
propaganda comunista. Lo vemos en las
fotos, lo que no quiere decir
que alguno, con flecos de intelectual, se alistara a tal
aventura, en la que fueron auténticos perdedores.
JFT
"von Thies"
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