Mi respetado coronel: Me permito adjuntarle la presente “CARTA
AL MINISTRO DE DEFENSA” en la que intento que se despojen los
Ascensos Honoríficos de ese ropaje de excepcionalidad tal, que más bien parecen
( por la dificultad que la actual legislación impone para su concesión) que se
trata de otorgar una Cruz Laureada y no, lo que verdaderamente son : Una
compensación moral y solidaria del Estado, que sin merma en las arcas públicas
de un solo céntimo de euro, les pueda ser otorgado a estos leales servidores de
la Patria , a su pase a la situación de Retirados, encontrándose en posesión de alguna
de las condecoraciones que integran la prestigiosa Real y Militar Orden de San
Hermenegildo. (...)
CARTA AL
MINISTRO DE DEFENSA
Estimado y respetado Ministro:
Me tomo la libertad de robarle unos minutos de su precioso tiempo, al
exponerle un importante asunto de índole moral, que afecta a un buen número de
militares en situación de Retiro, y cuya favorable solución no implicaría la
minoración en las arcas del Estado de un solo céntimo de euro. Me estoy
refiriendo, Don Pedro, a la concesión de un ASCENSO HONORÍFICO a todo militar que pase a la situación de
“Retirado” y a los que ya se encuentran en dicha situación, siempre, que al
pase a la misma, se encuentren en posesión de algunas de las Condecoraciones
(Cruz, Encomienda o Placa) que integran la prestigiosa Real y Militar Orden de
San Hermenegildo, o bien de la Cruz a la Constancia en el Servicio.
Don Pedro: Los que hicimos de la Carrera de las Armas un sacerdocio
misionero, superado en el día a día de las fatigas que se clavan como puntas de
lanza sobre las ilusiones juveniles de amor y servicio a España; ilusiones que
hemos seguido manteniendo intactas con el paso de los años, sin quejarnos nunca
de que es “corto el sueldo, poco el
haber o el pan, malo el vestuario
y mucha la fatiga”, y cuando,
después de un largo recorrido de servicio a la Patria, el cabello blanquea con
la ceniza de la edad, nos vemos abocados al pase a la situación de Retiro. Y
allá que nos vamos, a esta nueva y no retornable situación conducidos por el
crono de la edad, sin prebendas espectaculares o dineros amasados en torpes
especulaciones; llevándonos únicamente nuestro amado uniforme, unas honrosas
condecoraciones ganadas a fuerza de heroísmo, de méritos y de años de servicio
y unos muy añorados recuerdos, que están escritos con una caligrafía elegante y
rebuscada por algún escribiente anónimo, en nuestra Hoja de Servicios. Y es
entonces, cuando llegado nuestro Retiro, nos preguntamos: ¿No es posible que la
Administración le conceda un Ascenso
Honorífico a estos dignos y leales servidores , como compensación moral y
solidaria del Estado a toda una vida de honrados servicios a la Patria? Y este
es, querido Ministro, el motivo de mi
carta: Que desde el alto puesto que hoy ocupa, nos “eche una mano” en esta
petición moral que haga, que llegada la fecha de Retiro ( y a todos los que ya
le llegó en el transcurrir de los años), se vean recompensados moralmente con
un Ascenso Honorífico, al empleo inmediato superior al que ostentaban el día de
su Retiro. Ahora es el momento, Don Pedro, en V.E. confiamos para conseguir que, en aras de otorgar una mayor
flexibilidad a la concesión reglada de estos Ascensos Honoríficos, se conviertan
en una feliz realidad.
Con gracias anticipadas por lo mucho que pueda hacer en este importante
asunto, le saluda con el mayor afecto y respeto.
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Fdº: Francisco Ángel Cañete Páez
Comandante de Infantería , Economista
y Profesor Mercantil
1 comentario:
Mi querido Comandante Cañete:
Sigo con atención tus magníficas entradas, escritos y comentarios en este blog. Pero permíteme que, en este caso, esté en total desacuerdo con lo que expones. Y te doy mi opinión muy breve y sintácticamente:
Del tema relacionado con los ascensos, bastante tenemos con lo que han formado con las unificaciones de escalas y con los diversos criterios. Recursos hay para que el MINISDEF sude la gota gorda.
Caso de que tuvieran en cuenta tu respetuosa carta, y aceptaran tu propuesta, supongo lo deberían hacer con carácter retroactivo. ¿Qué hacemos con aquellos Coroneles ya fallecidos con varias guerras, con algunas heridas de guerra, con numerosísimas e importantes condecoraciones y con prestigiosos destinos en la paz? Me consta, de muy primera mano, quela inmensa mayoría no pidieron tal ascenso honorífico.
Creo que la mayor compensación moral, es la íntima satisfacción del deber cumplido.
Un abrazo,
Gonzalo Rodríguez-Colubi Balmaseda
Teniente Coronel de Caballería (Reserva)
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