Primer laureado de Caballería
Coronel Hipólito
Silva de la Hera
Nuestro Señor Santiago -para
nosotros a caballo y blandiendo su refulgente espada, aunque sea la de la fe,
la del Hijo del Trueno- se alegrará viendo recordar a los laureados de la
Caballería, desde el primero. Aquí va -no tan loado como debiera- el apunte de don
Hipólíto Silva de la Hera, que ganó su Cruz Laureada, siendo Alférez, en un
combate personal que bien merece un romance.
UNA GUERRA DE ALFÉREZ
Se sabe que era un sevillano de
Espartina, noble y robusto, soldado a los 18años y cadete de octubre de 1808 a
mayo de 1809, o sea, nacido en 1790. En octubre del 8 fue a caballería
"Voluntarios de Sevilla", y el 9 atacó en la Mancha desde Moray
Yébanes. En marzo cubrió la "retirada contenida" de Ciudad Real y
Santa Cruz. En julio, ya alférez, luchó en Cebolla, inicio de la "gloriosa
batalla de Talavera", en lucha tan continua, que cubrió, cargando al
sable, la retirada de Puente del Arzobispo.
E17demayode1808 está Silva en la
toma de Baza, el 15en la "brillante lucha de Úbeda, y los franceses son "arrollados
y batidos". El 26, su caballería cubría la retirada española. En noviembre
de 1809 limpiaba de franceses la Mancha, actuó en la triste acción de Ocaña, donde
"con once heridas mortales", hizo el Duque de Rivas su romance.
Hasta junio del 11 no se citó
"distinguido" a Silva: el 18 en Guadahortuna, el 20 en Cadela, y
"recomendado" en la de Guadix, en la marcha a Cuenca en agosto y el
ataque a Simancas en diciembre.
LA LAUREADA
El año heroico de Silva fue en
1812.En enero, en Guista sufrió un balazo en el brazo derecho. El 17de abril
volvió a luchar en Baza y el 19, en zona granadina, tuvo "enconadas cargas"
a los franceses en campo granadino, se batió cuerpo a cuerpo contra treinta
dragones, haciendo prisionero a su oficial.
Luego, viéndose solo, sable en
mano -a costa de perder tres dedos de la izquierda- mató a cinco, e hizo huir a
otros cuatro del grupo enfrentado.
Entre el buen mando y el bravo combatir
del alférez Silva, aquel abril, próximo a Baza, flotaba hacia el invisible
honor de la Laureada. Consta "nombrado a la superioridad" el Capitán
General en Jefe. Lo confirma la nota del 25 de septiembre al extender "el
Real Diploma", que le concede la cruz de la Batalla de Talavera".
Debió ser antes, sin precisión, cuando "tuvo la desgracia de caer prisionero".
Poco tiempo, pues el 18 fue herido en la acción de Tomelloso, también en campo manchego.
Se le otorgó la Cruz de San Fernando
por real cédula de 18 de diciembre de 1816. Tras ello prosiguió sus servicios
en la Real Brigada de Carabineros, mientras le iban llegando recompensas un
tanto tardías, como la del Segundo Ejército, la de Mora la de Consuegra.
CAPITÁN ANTES QUE TENIENTE
En 1815 el alférez Silva obtenía el
grado de capitán, y en 1816, 1o tenía del Ejército, pero ahora ya teniente de caballería.
Los vaivenes políticos eran mareantes hasta el vértigo. ¡Las políticas!
Mientras una loaba "su patriotismo con 100.000 quintos nuevos", para otra
era "indigno de la menor insignia militar".
En noviembre de 1836, siendo
"ya una invasión" el carlismo andaluz, se encargó liquidar al coronel
Silva, siendo ya Comandante General de la Caballería, y Jefe de la I Brigada,
en campaña. hasta los 49 años no constó ser casado, sin saberse cuándo. Yen
1844,con 54 años, se retiró del Ejército.
José Mª Gárate Córdoba
Coronel de Infantería
José V. Ruiz de Eguílaz y Mondría
Coronel de Caballería
1 comentario:
Un nuevo antológico hecho de los que engrandecen la Historia militar española, el del Coronel de Caballería, Hipólito Silva de la Hera. Y su relato lleva la firma del también coronel, pero de Infantería, José María Gárate Córdoba: un eminente y constante historiador militar.
En el mes de octubre de 1961, la XVI Promoción AGM realizábamos el segundo y último período de nuestra formación académica; el día 15-11-1961, era el señalado para que nos fuesen entregados los despachos del empleo de teniente.
Una tarde, iba yo con toda prisa por uno de los pasillos y veo venir de frente un alférez un poco raro. Era alférez porque tenía una estrella para denotar su empleo y tenía un rostro muy juvenil, y era raro porque lucía sobre la guerrera el flamante distintivo de profesor. Nos cruzamos, y en ese justo instante le dirigí un informal, pero afectivo, ¡hola! Él me contestó de igual modo. …Y, tres metros después, se encienden todas las alarmas en mi inconsciente mente; ¡no puede ser un alférez, lleva el distintivo de profesor! Me paro; miro para atrás, le veo seguir alejándose; y sin darme ni cuenta, corro para adelantarle. En el momento de adelantarle, le dirijo el más correcto y enérgico saludo militar. Y él me contesta de igual modo.
Ese fue el modo en que conocí al entonces Comandante Gárate. Después siempre buscando yo sus aleccionadores escritos de carácter histórico militar.
José Antonio Chamorro Manzano
XVI Promoción A G M
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