PLATÓN SAN VALENTÍN Y EL
EQUILIBRIO.
El que
hace de “ madrina” y la
“ de fuera”cambiaron el “Landeau” por un “Faetón”
Con la “mano de la lanza”, mi derecha, presto me dirijo a vosotros para contaros algo en este San Valentín y como siempre con el caballo de por medio.
Aquí en la tierra, como en el carro celeste,
caballo y yegua tiran del alma.
Al ser un carruaje de cuatro ruedas, de gran
lujo y de doble suspensión creemos reconocer a un “Landeau”, y debido a
la forma de su caja, a la disposición de su capota y a su sistema de
suspensión, matizamos que se trata de un “Landeau” redondo de cinco
vidrios o luces y cuatro resortes.
Por el número de caballos - dos -
y la forma en que estos van enganchados al carruaje - uno a cada lado de
la lanza en paralelo – no cabe duda que se trata de un “Tronco”. El caballo de la derecha, el
más experimentado y de confianza, se le denomina “caballo de mano” o “madrina”.
El de la izquierda es el “de fuera”.
Uno de ellos, “el de mano”, es tordo y
se resiste a las riendas, arrastrado por la fascinación erótica.
La otra, “el de fuera”, es castaña, dócil y tiembla
ante el amado.
Ambos con guarniciones “a la inglesa”
como corresponde al carruaje.
El temperamento de los dos semovientes es la
razón de nuestra lucha interior entre el impulso y la timidez, entre la
urgencia del deseo y la espera que inmoviliza.
Según Platón, el amor es ese difícil
equilibrio equino.
Con la “mano de las riendas”, mi
izquierda, paso hoja, acabo y me despido.
Un fuerte abrazo.
Zaragoza 14 febrero 2015.
Dedicado a todos l@s poetas
jinetes enamorados.
Ángel Cerdido Peñalver.
4 comentarios:
Y con la mano de las riendas:
Se me acabó la fuerza
de mi mano izquierda
voy a dejarte el mundo
para ti solita
como al caballo blanco
le solté la rienda
a ti también te suelto
y te me vas ahorita la, la, la...
Muchas gracias por la felicitación mi Coronel; retomamos las riendas, si nos dejan...
Si nos dejan
nos vamos a querer toda la vida.
Si nos dejan
nos vamos a vivir a un mundo nuevo.
la, la, la...
Como siempre precioso relato, mi Coronel. Y rematado con la acertada frase de Platón.
Ahora, me pregunto qué pinta aquí San Valentín. Un cursi así, por santo que sea, no puede montar a caballo ni tratarlo siquiera. Como mucho, jefe de ventas de El Corte Inglés.
Chevi,...se me acabó la fuerza y te solté la rienda. Maná.
(También lo cantaba con Bunburi) y me cago en todos sus muertos, por aquel cambio del héroe Comandante Santa Pau, por los héroes del silencio.
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