Artículo
del año 1938, al pie del mismo se identifica al autor.
El
Arma de Caballería
Por Juan DEL PUEBLO
Hay quien abriga, decíamos en nuestra
crónica del día 13 de febrero del pasado año, a propósito de la actuación de la
Caballería en el Sector del río Jarama, la creencia de que el Arma de
Caballería en la guerra moderna ocupa y tiene por misión una labor secundaria y
meramente de protección y vigilancia, habiendo dejado de ser arma activa y
efectiva de combate.
El inimitable cronista “El Tebib Arrumi”, que en el
paso del Jarama no se cansó de elogiar la actuación que allí tuvo nuestra
Caballería, en su candente crónica de las operaciones del día 6 en el sector
del Alfambra, expresa el mismo pensamiento con estas palabras: “Quién había
dicho que el Arma de Caballería no tenía papel eficaz en la guerra moderna?”
Pero es que ahora, en el sector del Alfambra, ha
demostrado la Caballería, y esto es muy importante anotar, que su papel y su
intervención es no sólo eficaz cuando obra por pequeños grupos como ocurrió en
el difícil y peligroso paso del Puerto del Pico, en la sierra de Gredos, y en
la arriesgadísima travesía del rio Jarama por el estrecho puente de Pindoque,
es hasta decisiva cuando obra en una gran masa, en un conjunto de una completa
división integrada por tres brigadas con sus correspondientes grupos.
Así ha operado el Arma de Caballería en el sector
del Alfambra cuyo ilustre general Monasterio ha desenvuelto y desarrollado,
ayudado por jefes y oficiales y con el ímpetu arrollador de los bravos jinetes,
a las mil maravillas la dificilísima técnica del Arma de Caballería, y con cuya
habilidad táctica y maniobrera, ha conseguido no sólo llevar con toda precisión
los objetivos que la tenían señalado, entre ellos la ocupación de pueblos, sino
sorprender y como hipnotizar al enemigo por la rapidez de sus movimientos,
ganándoles la moral, impidiendo todo intento de reacción, cogiéndoles gran
número de prisioneros, e importantísimos botines por no haberles dado tiempo a
huir y a retirarse.
Con tal perfección y exactitud se cumplió por todos
lo que el ilustre general Monasterio había concebido magistralmente que
seguramente servirá de gran lección de estrategia y táctica.
En otro número os daré algunos detalles y se
publicaran unas fotografías de algunas situaciones de la Caballería. Por hoy me
despido diciendo: “¡Viva el Ejército español! ¡Santiago y cierra España! ¡Viva
Franco!”.
Publicado bajo seudónimo por Gregorio Arévalo Cantalapiedra en el
Diario Regional de Valladolid. Gregorio Arévalo era el padre del Capitán
Arévalo Román que mandaba el 4º Escuadrón de Farnesio.
Un cordial y marcial saludo.
Joaquin Serrano
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