DOS IMPRESENTABLES Y UNA
“IMPRESENTABLA”
Empecemos
con el primer impresentable político-mediático.
JULIO
ANGUITA
Es otro bonzo de izquierdas al que ama
la pija derecha, esa que no nos representa a millones de españoles, los de
tradición cristiana y patrióticos a la antigua y sana usanza.
Julio Anguita es del grupo de veteranos
marxistas reconvertidos, mediante un spray “democrático” oportuno, en simpáticos
críticos de los pelmazos de la izquierda actual. Habla ex-cátedra. Hemos leído
una entrevista que en el impoluto EL MUNDO, donde le hacen una serie de
preguntas para definir (presuntamente) su personalidad. El que tenga estómago
para leerse la estúpida entrevista, que la busque, nosotros nos limitaremos a
un breve comentario. Pero no puede don Julio evitar el mostrar su perfil más
siniestro de bellaco al quitar la excesiva importancia que se da a los crímenes
ETA, si no se denuncian al mismo tiempo los crímenes de Franco y de los suyos.
Al preguntarle por Otegui (“El Mundo” escribe “Otegi”) dice lo siguiente: “Un señor (Otegui) que creyó una cosa, que actuó consecuentemente, que tiene
sus responsabilidades. Pero no más. No más que los que mancharon sus manos de
sangre con Francisco Franco... Aquí recordamos todos los días a los muertos de
ETA, que está muy bien, pero no recordamos a las víctimas de los paseos
franquistas ni a los que están en las cunetas. Si hablamos de crímenes vamos a
sacar a todos los criminales”.
Por supuesto que él, que
procede de un partido marxista que como tal ha bañado de sangre el siglo XX,
nada dice de sus ancestros ideológicos, los de las chekas, la mayor persecución
religiosa de la Historia (hoy dirían de la forma cursi habitual que sólo eran
“cristianófobos”), el saqueo y destrucción del Patrimonio… ¿De verdad hay que
hablar de todos los crímenes?
Nos
repugna este personaje, que como otros de su calaña, se baña hoy en colonia
“democrática”, dispuesto a vivir del cuento encaramado a un altar de santidad
laica.
El otro impresentable,
JOAQUIN LEGUINA
es
el personaje que nos legó, cuando era Presidente de la Comunidad de Madrid, una
Bandera mezcla de bandera de país comunista y de marca de cervezas. No sabemos
si esta joya dice lo que su cofrade Anguita: “no creo en Dios, ni me hace
falta alguna”, y ya se puede sonreír a los medios, especialmente a los
del tendido de sombra. Lo hemos visto en una entrevista de cadena derechona
donde alaba a su bando frente populista.
El ”Muro de la Vergüenza” que protege a
tanto villano nos impide llegar hasta ellos para cantarles las cuarenta. Los
veremos con frecuencia en las tertulias de la “Derecha”, sentados (ellos) en la
butaca reservada a los perfumados marxistas o ex–marxistas. Menos mal que con
ese botón que nos permite cambiar de cadena, los podemos mandar a la mierda en
un santiamén.
Y ahora, vamos con esa pendeja política
apellidada…
CIFUENTES
La hemos visto y oído por la tele diciendo
que la mayoría de los católicos españoles están en contra de los obispos, porque
estos clérigos se niegan a reconocer la bondad de las nuevas leyes (LGTBI)
impuestas, no ya a favor de los maricas (gays en inglés), sino amenazantes y en
contra de los que odiamos el Día del Orgullo Gay y a sus orgullosos blasfemos.
Y como aquello del “divide y vencerás” es fundamental en la guerra, pretende
mostrar la señora Cifuentes a una Iglesia Católica dividida entre la de los
curas “progres” que se ocupan del pueblo, y la de los Obispos que van por libre
sin tener en cuenta las necesidades más perentorias de su grey.
En un programa televisivo se pretendía
discutir la actitud de un cura que había bendecido el amor de dos lesbianas,
previamente “matrimoniadas” por lo civil (“cosas veredes, amigo Sancho….”).
Separados en dos grupos presuntamente opuestos, la presentadora, inclinada
descaradamente por la opinión anti-obispos, llevaba la discusión por donde ella
quería, es decir, por donde sus amos le habían ordenado y por lo que quizás
cobraba un plus por dedicación especial, y se negaba a reconocer la autoridad
del Obispado a rechazar esta actitud del cura bendecidor.
Y al final vimos a la Cifuentes arremangada
y metida en faena, decir aquello de que la mayor parte de los cristianos
españoles están en contra de la opinión de los Obispos. Y es que estos
“pensadores”, indudablemente idiotas, entre los que destaca la señora
Cifuentes, pretenden que la Iglesia se pliegue a las leyes, las que sean, y no
pueda ejercer su misión orientadora y evangélica. Con los Colegios de Médicos,
Abogados o Registradores de la Propiedad es muy peligroso meterse en sus
terrenos, pero con la Iglesia ya es otra cosa y muy pronto, para reeditar los
Cuatro Evangelios, antes habrá que pasar por la censura institucional porque
hay que proteger y premiar a los sodomitas, a los que ya el antiguo testamento
consideraba pecadores de primera línea.
A nosotros, gracia a los tremendos apoyos
institucionales, entre ellos los de la Cifuentes, todo lo que rodea al tema de
los maricas (gays en inglés) nos aburre y nos repugna, sentimiento que
recordamos no está sujeto a leyes. Dios creó al hombre y a la mujer, les dio
personalidad y características distintas para la procreación, gracias al amor y
al sexo, porque no hay otra forma de ampliar la Humanidad. La familia es el
núcleo esencial de la Sociedad de los Humanos, razón por la cual Satán y sus
acólitos pretenden destruirla. Que la pija Derecha se ponga del lado de los que
pretenden destruir la Iglesia muestra el poder satánico que nunca, nunca, podrá
imponerse a la voluntad de Dios, pese a las apariencias.
Ahí va esa foto en la que se me ve junto a uno de mis queridos vecinos, los burros serranos de alzada poco corriente.
“von Thies”
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