FILOMELA
Para el ave llamada ruiseñor, filomela y filomena, de la familia de los muscicápidos, véase Luscinia megarhynchos
Para el ave llamada ratona oscura, de la familia de los tiránidos, véase Microcerculus philomela
Óleo sobre lienzo de Elizabeth Jane Gardner
.
Según la mitología griega, Filomela (en griego antiguo, Φιλομήλα) era la hija del rey de Atenas, Pandión, y tenía una hermana conocida como Procne.
El marido de Procne era el héroe Tereo de Tracia, quien la había
desposado tras haber salvado a Atenas de los bárbaros. Esta unión estuvo
maldita desde sus inicios, y aunque tuvieron un hijo llamado Itis y
vivían en paz, Procne sentía nostalgia de su hermana Filomela. Así que
convenció a Tereo para que le permitiese verla de nuevo. Este accedió pero con
la condición de que el encuentro se llevara a cabo en Tracia.
Así Tereo marchó a Atenas y, tras convencer al rey
para que dejara partir a Filomela hacia Tracia, la llevó consigo. Pero la
juventud y la hermosura de Filomela ya habían desatado la pasión de Tereo nada
más verla. Cuando llegaron a Tracia la violó, sin hacer caso de sus
desesperadas súplicas. Además, para que Procne nunca se enterara de su
reprobable acción, le cortó la lengua y la encerró en una solitaria prisión en
el bosque. Luego dijo a Procne que su hermana había muerto.
Víctima de la tristeza y el abandono, Filomela decidió
emprender su plan para vengarse de Tereo. En su solitaria prisión tejía sobre
un lienzo blanco y con hilo púrpura la triste historia de su vida. Cuando acabó
hizo llegar su obra a su hermana, la reina. Así fue como Procne se enteró de
que su esposo la había engañado, pues su hermana todavía vivía. Deseosa de
venganza, Procne se dirigió a la prisión de Filomela aprovechando el tumulto de
las fiestas dedicadas a Baco. Con atuendo de bacante rescató a Filomela y la
llevó a palacio, donde tuvo lugar el triste reencuentro. Pero pronto a las
lágrimas siguió la venganza, que Procne quiso más cruel aún que el crimen de su
esposo.
Viendo, pues, el parecido de su hijo Itis con el
culpable de su desgracia, Procne le dio muerte. Entre ambas hermanas
despedazaron el cadáver y lo cocinaron para Tereo. Él comió sin advertir nada,
hasta que, cuando hubo terminado, reclamó la presencia de su hijo. Fue entonces
cuando Procne exclamó satisfecha "tienes dentro a quien reclamas"; y
Filomela irrumpió con la cabeza del desdichado Itis. Enfurecido, Tereo inició
la persecución de las asesinas, pero los dioses acabaron con la cadena de actos
crueles transformando a los tres en aves: a Tereo, en la abubilla, semejante a un
guerrero con penacho y agudo pico; a ellas, en aves más pequeñas: a Filomela
en ruiseñor y a Procne en golondrina, según la obra de
unos autores, y al contrario según la de otros. Las palabras «filomela» y
«filomena» se emplean en poesía como sinónimo de «ruiseñor».1
En su obra Tito Andrónico, Sakespeare basa el personaje de Lavinia en el de Filomela. Lope de Vega narra el mito de
Filomela, Procne y Tereo en el poema La Filomena (1621) y Francisco de Rojas Zorrilla recrea el mito
en la obra de teatro Progne y Filomena (1636).
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