Cristóbal Colón llevó en su segundo viaje al Nuevo Mundo
caballos a Argentina. Dice Salvador de Madariaga que los que había elegido de
noble casta se perdieron en una partida de naipes y llevó otros más rústicos,
de poca alzada y gran resistencia que a la postre dieron mejores consecuencias.
… cuando los conquistadores llegaron al nuevo mundo, no
había caballos en América. Esta verdad ningún investigador la discute.
… en 1493, en el segundo viaje del Gran Almirante, Don
Cristóbal Colón, se trajeron los primeros caballos de España a América. Se
trata de una expedición verdaderamente colonizadora con una escuadra de
diecisiete naves.
Casi seguramente fueron, como mínimo, entre veinticinco y
treinta caballos embarcados. La primera cantidad, veinticinco, está documentada
fehacientemente por una real cédula del
23 de mayo de 1943, dada en Barcelona, en que los Reyes Católicos,
Isabel y Fernando, ordenan que: “Entre la gente que mandamos ir en la dicha
armada, hemos acordado que vayan veinte lanzas jinetas a caballo, por ende vos
mandamos que entre la gente de la hermandad que están en el reino de Granada
escojáis las dichas veinte lanzas, que sean hombres seguros fiables y que vayan
con buena gana, y los cinco de ellos lleven dobladuras (esto significa dos
caballos cada uno o cabalgaduras de recambio), y que las dobladuras que
llevaren sean yeguas (Ángel Cabrera).
…pero los caballos que trajeron los españoles a América no
pertenecían a esa noble casta, tampoco eran los más agraciados en cuanto a su
configuración.
Al regreso de su primer viaje, Don Cristóbal Colón, narró a
Isabel de Castilla la exuberancia de la
naturaleza del Nuevo Mundo. La reina, con gran entusiasmo, le ordenó que en su
segundo viaje llevara excelentes padrillos y yeguas. Don Cristóbal Colón
cumplió el mandato real y seleccionó los mejores caballos, pero resultó que
antes de la partida los perdieron jugando a los naipes y los reemplazaron por
lo que se denominaba “jaca rocines” que eran caballos de exagerada rusticidad,
poca alzada y gran resistencia (“Colón” – Salvador de Madariaga).
Lo dicho por Salvador de Madariaga, concuerda con lo sostenido por Ruy D´Andrade
en su libro “El Caballo de Sorraia”: Colón había adquirido caballos andaluces
de marca y pero a último momento, se los cambiaron por otros pequeños oriundos
de los pantanos del río Guadalquivir, lo que provocó la ira del Almirante. Este
grupo equino pertenecía a un tipo primitivo de la Península Ibérica; eran
caballos muy rústicos, criados en campos de escaso alimento totalmente a la
intemperie. Fueron utilizados en los trabajos de campo, haciendo el servicio de
guarda del ganado y tienen la conducción de los toros de lidia. Para este
servicio, con semejante trato, no tienen competidores, porque son sumisos,
vivos, resistentes y parcos. Montados y una vez reunidos, tienen movimientos
altos y garbosos. Arrancan, corren velozmente y paran de golpe, motivo por el
cual se defienden bien de las
arremetidas súbitas y rápidas de los toros.
Termina diciendo: “Con todo, en vez de prejuicio, fue un
buen cambio, porque fueron llevados a
América caballos más rústicos y resistentes, más adecuados para desenvolverse
en el completo abandono en que luego quedaron”.
Por su parte, el prestigioso profesor Cabrera en su libro
“Caballos de América”, sostiene que los equinos que dieron origen a las
bagualadas de las pampas fueron yeguas y caballos de Córdoba y Jerez de la
Frontera, para lo cual entre otros fundamentos, se apoya en que los pobladores
de la primitiva Buenos Aires, al pedir yeguas a la metrópoli, exigían que
fueran de Sevilla; testimonio de ello son las cartas que el Tesorero Real,
Hernando de Montalvo, enviara al rey Felipe II. Además agrega el profesor
Cabrera, todas las expediciones que vinieron al Nuevo Mundo salieron de los
puertos de Andalucía, y siendo éste centro famoso de producción caballar no es
creíble se llevasen a dichos puertos caballos
de otras regiones para embarcarlos.
Al asignarle origen andaluz a nuestro criollo, el profesor
Cabrera se refiere al andaluz de los siglos XV a XVIII, llamado algunas veces
andaluz-berberisco, y no al español o portugués actual; son sus palabras. “Completamente
desfigurado por el abuso de los cruzamientos que acabó con aquella ilustre
raza, que en otros tiempo buscaban reyes, ensalzaban los grandes equitadores,
cantaban los poetas y traían los conquistadores al Nuevo Mundo”.
En cuanto a la baja calidad de los caballos embarcados en la
segunda expedición, hay coincidencia general. El profesor Cabrera lo confirma y
para ello se apoya en el Memorial de Torres en donde se lee: “Diréis a sus
altezas como los escuderos a caballo que vinieron de Granada, en alarde que
fisieron en Sevilla mostraron buenos caballos e después al embarcar, yo no lo
vi porque estaba un poco doliente e metieron tales que el mejor de ellos non
parece que vale dos mil maravedíes, porque vendieron los otros y compraron
estos”….
Gonzalo Rodríguez-Colubi Balmaseda
1 comentario:
Las "bagualadas" llamaron mi atención.
BAGUAL:
En la Patagonia de Argentina y Chile se denomina bagual al animal equino o vacuno que se ha vuelto cimarrón o feral. Esto es, que se ha hecho salvaje evitando la presencia humana. Se trata o de ejemplares de origen doméstico que -por una eventualidad- han quedado libres, o de animales engendrados en estado salvaje. Este último es el caso de la mayor parte de las tropillas de baguales patagónicos, que tienen un origen histórico, del que hay abundante registro documental ya desde el siglo XVIII. Por lo general los baguales habitan en llanuras poco frecuentadas, montes escarpados o bosques impenetrables.
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