Nuestro buen amigo Santiago Álvarez, "El Tijeras", que anda "veraneando" en la República Centroafricana, nos manda esto:
PATRULLANDO CON LA GUARDIA CIVIL EN LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA
Miembros
de la Guardia Civil en un distrito de Bangui.
http://www.elmundo.es/espana/2014/08/11/53e7b8b9e2704e35278b4578.html
http://www.elmundo.es/espana/2014/08/11/53e7b8b9e2704e35278b4578.html
Hace calor en la terraza del decadente hotel en el
distrito 3, de mayoría musulmana, el más conflictivo de Bangui, capital de
República Centroafricana. La fachada posterior alberga muchos impactos de bala.
Esperamos el momento de empotrarnos con el Grupo de Acción Rápida (GAR) de la
Guardia Civil, que forma parte del contingente de la Fuerza Europea en
República Centroafricana. España, el segundo país después de Francia en el
operativo europeo, cuenta con 50 militares de operaciones especiales, 25
guardias civiles, 11 efectivos en los cuarteles y otros ocho que forman parte
del núcleo de apoyo de la fuerza.
Es excepcional que podamos empotrarnos (embedded, en la
terminología inglesa) con este cuerpo de élite. Durante un tiempo marcado por
un contrato, acompañaremos a miembros del GAR, una fuerza de operaciones
especiales comandada dentro de la Unidad de Acción Rural, el mismo cuerpo,
antes Grupo de Acción Rural, que en el País Vasco luchaba contra ETA, y
seguiremos en primera fila el trabajo que ellos hacen en las mismas condiciones
y entorno. En República Centroafricana realizan labores de patrulla para
garantizar la seguridad de la población civil, acosada por una guerra
fratricida entre los milicianos musulmanes Seleka y los cristianos Anti Balaka.
Mientras llega la hora, para ver la otra cara de la
moneda, hemos concertado una cita con un traficante de diamantes. Finalmente
aparece nuestro hombre. Es un tipo de unos 50 años, cabello canoso, de aspecto
fornido, y habla con fluidez inglés y francés. Tras una charla distendida,
entramos en el asunto. "El nombre del juego en África se llama
dinero", nos dice sin inmutarse. Después de varias cervezas nos enseña una
foto tomada con su teléfono móvil. La imagen es clara: una caja pequeña llena
hasta el borde con diamantes. Nos asegura: "Esto tiene un valor de 950.000
dólares". Nos despedimos a punto de dar las cinco, pero antes confiesa:
"Mañana me voy al Congo dos semanas por trabajo". Los
diamantes procedentes de la República Democrática del Congo (RDC) suponen más
de 53 millones de euros anuales. Suelen pagarse en metálico, aunque también
se admite el canje por armas. "El juego en África", del que habla el
traficante.
Nos vamos sin decir nuestro destino: una cita con
miembros del GAR de la Guardia Civil en la base que ocupan desde finales de
mayo, en Bangui, recientemente acondicionada. En tiempos de mayor esplendor en
República Centroafricana allí había una fabrica textil. La base está rodeada
por enormes sacos de arena, de cuatro metros de altura y dos de ancho. La
puerta de acceso está custodiada por centroafricanos de uniforme. "Os
tienen que venir a escoltar para entrar", afirma uno de ellos contundente.
Al cabo de unos minutos aparece un capitán. "Vais a hacer una patrulla por
el distrito 3, donde recientemente tuvimos el incidente", señala con
semblante serio.
El capitán se refiere al ataque que sufrieron el 1 de
agosto cuando trataron de identificar a un hombre, armado con un AK-47, bien
entrada la noche. De repente, una docena de agentes españoles se vieron
inmersos en un tiroteo con granadas. Salieron ilesos, pero uno de los cuatro
Nissan Pathfinder quedó inutilizado a pesar del blindaje.
La Fuerza Europea está presente en virtud de la
resolución aprobada en el Consejo de Seguridad en diciembre de 2013 a petición
de Francia. Estos efectivos tienen como misión "desactivar el
conflicto armado y proteger a los civiles". Tras el golpe de
Estado de los Seleka, Michel Djotodia fue proclamado presidente de la República
Centroafricana. El país se sumió en el caos y la guerra civil. Es en ese
momento cuando se formaron las milicias cristianas Anti Balaka para responder a
los ataques de los milicianos musulmanes Seleka. Está previsto que lleguen a
partir de septiembre 12.000 cascos azules. Mientras tanto, varios países están
presentes para garantizar la seguridad de la población civil, entre ellos esta
unidad especial de la Guardia Civil.
El capitán Sanabria nos presenta a los componentes de la
patrulla, que nos reciben cordialmente. Nos dan un par de chalecos antibalas.
"Éstos son de nivel IV. Si te disparan, caerás al suelo. Verás las
estrellas pero saldrás vivo... Si te dan en el chaleco, claro", nos espeta
Pedro, un sargento que no ha perdido el sentido del humor. Nos metemos en los
coches y nos dirigimos hacia la zona de la patrulla. "Aquí mismo es donde
tuvimos el incidente", nos recuerda uno de ellos. "El problema es que
de noche nos ven llegar con la luz del coche, dejan las armas, esperan a que
pasemos y después las recuperan", explica otro de los miembros del GAR.
Bangui es una ciudad que carece de luz eléctrica
en toda su extensión, es decir, de noche no se ve nada absolutamente. Sólo
se vislumbran las luces que iluminan pequeños generadores y que son
escasísimas, así que cuando se va la luz, apenas hay un alma en la calle.
"De hecho, hay un toque de queda a las 23.00", explica otro de ellos.
Llegamos a una ancha avenida, sitúan los coches en posición, y el teniente se
dirige a un grupo de civiles que están en el otro lado de la calle.
"Buenas tardes, ¿cómo estáis?", les dice en francés. Conversan unos
minutos. "Al final te toman confianza, y es cuando entonces te cuentan sus
problemas", nos explica otro de los participantes en esta operación de
patrullaje.
Ya de vuelta a la base le pregunto a uno de ellos algo
más personal. "¿Por qué lo haces? ¿Por qué estás aquí?" Y él responde
sin dudarlo:"Quiero hacer algo útil con mi vida, y ayudar a esta gente
es hacer algo útil".
RICARDO GARCÍA VILANOVA
Especial para EL MUNDO
Bangui
José V. Ruiz de Eguílaz y Mondría
De la XXX
2 comentarios:
Un fuerte abrazo para mi hermano Santiago. Ánimo !!
Manolo estamos todos con él. Fuerte abrazo.
Publicar un comentario