UNA HISTORIA DE CABALLOS
Por Fulgencio Ortega
·
Corría el año 1939. El Coronel Jefe
del Regimiento "Extremadura 8 de Dragones" recibe un mensaje en el
que se le comunica que por fin llegan los caballos que había solicitado para
completar la plantilla del regimiento.
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Al cabo de cinco días, se encontraba en
el patio de cuadras para presenciar la llegada de los equinos y encargarse
personalmente e la distribución de los mismos, pues desconfiaba del Capitán a
cuyo Escuadrón estaban destinados. Tras largas horas de espera, aparecieron un
total de 28 animales.
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Consciente del problema que suponía una
cifra tan elevada, solicita información del número de cuadras disponibles para
el alojamiento.
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El Sargento de cuadras acude presto a la
llamada de su Coronel y, con un profundo conocimiento de las instalaciones del
Regimiento que siempre le había caracterizado, no duda en constatar que es 7 el
número de habitáculos disponible.
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Con estos datos en su poder, y
advirtiendo que no se procediera a la distribución hasta que su orden personal
se hiciese pública, el Coronel se
dispone a resolver el problema mirando fijamente a las crines tordas de la
yegua del General Ferraz en el retrato ecuestre del fondo de su despacho,
crines que le inspiraron para los siguientes razonamientos:
"Dividiré el número total de
caballos entre el de cuadras y le daré el problema resuelto al Capitán, puesto
que él no sabe dividir. De tal forma que para dividir 28 caballos entre 7
cuadras...
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Orgulloso el Coronel del resultado de
sus disquisiciones, llama al Capitán y se lo comunica para que dé las órdenes
oportunas para la distribución.
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No menos receloso este Capitán de lo que podía serlo el Coronel y conociendo además
su propia habilidad para las multiplicaciones, procedió a comprobar la
operación de la forma que sigue:
"La única forma de verificar el resultado es multiplicar trece por
siete, para ver si realmente son 28"
En estos términos su proceso mental fue
este:
"Para multiplicar 13 por 7
...7 x 3 son 21...
...7 x 1 es 7...
por lo que
sumando tenemos 28"
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Gran sorpresa fue la suya al comprobar la exactitud de sus cálculos.
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Sin mayor demora,
el Capitán traspasó la orden al Sargento de Cuadras para su inmediata ejecución.
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Este último, que unía a su vasta
experiencia la maestría autodidacta en el arte de la suma, no quiso ser menos
en el arte de las comprobaciones para asegurar la correcta ubicación de los
semovientes, para lo cual tomó papel y lápiz y escribió, a la vez que
discurría:
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Resuelta su duda, razonable por otra
parte y tranquila su conciencia tras el esfuerzo mental dio la orden al Cabo
de Cuadras, último eslabón, aunque no menos
importante de la cadena de mando, y brazo ejecutor en sí mismo de las órdenes e
instrucciones.
·
Ante la difícil tesitura de colocar 13
caballos por cuadra, el Cabo decidió asimismo servirse del papel y el lápiz
como inestimable ayuda para resolver el problema, plasmando de esta manera lo
que su ágil mente de jinete le dictaba:
"Si
tengo que colocar 13 caballos por cuadra, lo mejor será..."
1
...uno delante...
3
...y tres detrás..."
Con lo que el problema quedaba resuelto y satisfecho el Mando en todos sus escalones...
Por Joaquin Serrano
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