28 jul 2018

MI VIAJE POR ÁFRICA IX























MI VIAJE POR ÁFRICA IX



En el monte Kenia
La ciudad de Nairobi, capital del Protectorado de África Oriental, se halla situada al pie de unas colinas cubiertas de bosques, a trescientas veintisiete millas de la línea del ferrocarril. Concebida en principio como un lugar idóneo para la instalación de de los espaciosos almacenes y comercios destinados a la construcción y el mantenimiento del ferrocarril, como zona residencial, en cambio, no disfruta de ninguna ventaja.. La población se asienta sobre suelo bajo y pantanoso, disponiendo de escaso abastecimiento de agua y de una situación, en general, bastante insalubre. Una milla más allá, no obstante, sobre terreno más elevado, se habría encontrado una mejor ubicación en una zona que, justo en este momento, empieza a ser parcialmente ocupada por hospitales, cuarteles  y edificios públicos.. Ya es demasiado tarde para modificar el emplazamiento de la ciudad, por lo que esa carencia total de previsión y de una perspectiva de conjunto imprime una huella permanente en la apariencia del nuevo país.

Nuestro tren atraviesa ahora las llanuras de Athi, quizás más abundante en animales de caza que ninguna otra parte del trayecto, aproximándose con rapidez a las largas hileras de casas de estaño de una sola planta que constituyen la ciudad. Nairobi es la típica localidad se Sudáfrica. Me refiero a la Pietermaritzburg o a la Ladysmith de hace veinte años, antes de que crecieran y se multiplicaran los azules gomíferos y las edificaciones de piedra. En su configuración actual quizá sea más parecida a Bulawayo. Su población también es similar a la sudafricana en cuanto a sus características y proporciones. Allí residen en torno a  a quinientos ochenta blancos, tres mil cien indios y diez mil quinientos cincuenta nativos africanos.. Las tiendas y los negocios mucho más importantes de lo que inducirían a pensar estas cifras, satisfacen por completo las variadas necesidades de los colonos y hacendados de una vasta zona.. En Nairobi se encuentran también los almacenes y la base central del Ferrocarril de Uganda, el cuartel general de una brigada del Batallón de Fusileros Reales y la sede del gobierno con su numeroso personnel oficial. La cena de la Asociación de Colonos a la que me invitaron ofrecía el el familiar espectáculo,, aunque impresionante en África central, constituido por largas filas de caballeros vestidos de noche; a su vez, en el baile ofrecido por el gobernador para conmemorar el,el cumpleaños del rey, se distinguía un risueño grupo de hombres uniformados que se fundían con los vistosos vestidos de las damas, en un lugar donde los leones cazaban a sus anchas apenas diez años atrás.

Todos los hombre blancos de Nairobi desempeñaban funciones políticas y, en su mayor parte, el liderazgo de sus propios partidos. Apenas podía creerse que un centro de tan reciente creación fuese a desarrollar unos intereses tan divergentes y contrapuestos, y  que una comunidad tan pequeña pudiera otorgar a cada uno de ellos tan vigorosa, e incluso vehemente, forma de expresión.. A pequeña escala se dan todos los elementos implícitos en cualquier drástico desacuerdo político y racial., todos los ingredientes precisos para un acalorado y agresivo debate. El blanco versus el negro; el indio versus el negro y el blanco; el colono frente al hacendado; la ciudad en contraste con el campo; el estamento oficial contra el que no lo es; la costa y las tierras altas; la compañía del ferrocarril y el Protectorado en general; el Batallón de Fusileros Reales y la Policía de
l Protectorado; todos estos diferentes puntos de vista, surgidos de forma espontánea, adoptados con honestidad, mantenidos con tesón e incapaces, sin embargo, de reconciliarse  en una concepción armónica general, le plantean al viajero un desconcertante galimatías. Pero no sería  acertado apresurarse a tomar partido.


AUN SE ACUERDA DE MI



Chevi Sr.

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