A los largo de los 66 años que cumpliré el próximo día 27, he tenido muchas caídas a caballo; monto desde los 8 años, así que no podía haber sido de otra manera. Algunos traumatismos tuve en la cabeza con perdida de conocimiento, incluso hospitalización con resultado de recuperación y alta sin novedad. A día de hoy mi memoria falla, desde mi punto de vista lo normal, desde el punto de vista de mi familia, anormalmente, por lo que ayer me llevaron a una especialista en trastornos Neurológicos que ha quedado en hacerme unas pruebas, "incruentas" pero para ella suficientes, todos estos hechos me emocionan porque no son más que la muestra de su preocupación por mi salud y bienestar.
Así es que como esta presumible tara no me impide llevar mi vida normal, sigo con mi Blog, mi Caballo, mi Moto y mi Cenicientos.
Y por "alusiones" aquí va una bonita historia:
LA HISTORIA DE PHINEAS GAJE
Phineas
P. Gage (1823 - 21 de mayo de 1861) fue un obrero estadounidense de
ferrocarriles, quien debido a un accidente sufrió daños severos en el cerebro,
específicamente en parte del lóbulo frontal. Gage sufrió cambios notorios en su
personalidad y temperamento, lo que se consideró prueba de que los lóbulos
frontales eran los encargados de procesos relacionados con las emociones, la
personalidad y las funciones ejecutivas en general.
El accidente
Noticia
en el Boston Post del 21 de septiembre de 1848.
El
13 de septiembre de 1848, Gage dirigía un grupo de trabajo que estaba volando
rocas para la construcción de la vía de ferrocarril Rutland & Burlington,
al sur de la localidad de Cavendish (Vermont). Para ello preparaba las
detonaciones perforando un agujero en la roca, añadiendo explosivos, un
detonador y arena, para terminar compactando esta carga con una barra de hierro.nota
1 Gage estaba realizando estas tareas
alrededor de las 16:30 horas cuando (posiblemente porque se le olvidara añadir
la arena),617
se creó una chispa
al contacto entre el hierro y la roca que provocaría la explosión de la pólvora, expeliendo la barra fuera del
agujero —de alrededor de 1,1 m de longitud (3 pies y siete pulgadas) y 3,2 cm
de diámetro (1 y 1/4 pulgadas)—,18
la cual atravesó
el cráneo de Gage, «entrando por el lado [izquierdo] de
la cara [de Gage] [...] pasando por detrás
del ojo izquierdo y saliendo por la parte superior de la cabeza».
A primera vista: un
milagro médico
Sorprendentemente
Gage no solo sobrevivió al accidente, sino que se mantuvo consciente en todo
momento. La crónica de la época relata incluso que habló a los pocos minutos.
Después del accidente lo llevaron en una carreta varios kilómetros hasta la
consulta del doctor Harlow, uno de los médicos del pueblo, que fue quien dejó
constancia de su evolución, ya que Gage seguía consciente mientras lo llevaban.
Sobrevivir
a una explosión y a una herida como esa con la rudimentaria medicina de la
época y seguir siendo capaz de andar y hablar racionalmente es sorprendente. No
menos sorprendente es que dos meses después el doctor Harlow consideraría que
Gage estaba completamente recuperado, dándole el alta.
La realidad: Gage ya
no era Gage
Podemos
entresacar lo que ocurrió a partir del relato que el doctor Harlow preparó
veinte años después. Como ya hemos dicho, la recuperación física de Gage fue
completa. Sin embargo, en palabras del propio Harlow «el equilibrio entre su
facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido». Tras
pasar la fase aguda, Gage se volvió irregular, irreverente, blasfemo e
impaciente. A veces era obstinado cuando le llevaban la contraria, pero pese a
que continuamente estaba pensando en planes futuros «los abandonaba mucho antes
de prepararlos», y era muy bueno a la hora de «encontrar siempre algo que no le
convenía» Esto contrastaba con el hecho de que previamente al accidente era un
hombre responsable.
El final
Después
de su accidente Phineas perdió su trabajo en el ferrocarril. Se ha afirmado que
era incapaz de mantener uno por mucho tiempo, ya que los abandonaba o lo
despedían por sus continuas riñas con sus compañeros. Tras trabajar en varias
granjas Gage fue exhibido en el circo, en el que enseñaba orgulloso su herida y
la barra de hierro que la provocó. Trabajó algún tiempo como conductor de
diligencias en Chile, que hacían el recorrido entre Valparaíso y Santiago.
Luego volvió a reunirse con su familia en San Francisco, donde se habían
trasladado. Su salud se estaba deteriorando y murió probablemente con 38 años
tras una serie de crisis epilépticas. Actualmente, tanto el cráneo como la
barra de hierro se conservan en el museo de medicina de la universidad de
Harvard.
Importancia
del caso para las neurociencias
El
caso de Gage está considerado como una de las primeras pruebas científicas que
sugerían que una lesión del lóbulo frontal podía alterar aspectos de la
personalidad, la emoción y la interacción social. Antes de este caso (y
bastante tiempo después) los lóbulos frontales se consideraban estructuras
silentes (sin función) y sin relación alguna con el comportamiento humano.
El
neurólogo Antonio Damásio ha estudiado en profundidad el caso de Phineas Gage
así como otros casos similares. En la «teoría del marcador somático» sugiere
que existe una relación entre los lóbulos frontales, la emoción y la toma de
decisiones. Así mismo considera este caso como histórico por creer que fue el
comienzo del estudio de la base biológica del comportamiento. También la
investigadora Hanna Damásio ha profundizado en el conocimiento del caso de
Phineas y en la localización de sus lesiones utilizando los restos del cráneo y
la barra para hacer una simulación por ordenador de la posible trayectoria de
esta, concluyendo que la barra había afectado la zona medial de ambos lóbulos
frontales.
El
caso de Gage también es un pilar básico en el concepto de funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas son aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta
hacia un fin e incluyen la capacidad para planificar, llevar a cabo y corregir
nuestra conducta.
EL CRUCIFIJO DE PIEDRA
PD: Recuerdo perfectamente la letra de las más de treinta canciones Mejicanas que me se.
Chevi Sr.
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